domingo, 27 de julio de 2008

PELIGRO DE GOL


Sucede que vivimos en una sociedad; no somos seres aislados, ermitaños, lúmpenes de nuestra propia soledad. O sí lo somos, pero, además, vivimos en una sociedad. Por ende, hay ciertas reglas que debemos cumplir, en base a nuestros derechos y, muchas veces, en contra de nuestras obligaciones. Pero que debemos cumplir, al fin y al cabo.

Sucede también que tenemos sueños, deseos, ansias. Nuestros sueños son personales; únicos, por el solo motivo de que son nuestros. Pero en ocasiones, también, nuestros sueños, que son únicos porque son nuestros, necesitan de los otros para cumplirse, para realizarse, para llevarse a cabo. En definitiva: para hacerse "realidad".

Es ahí cuando la cosa se pone pegajosa: ya no necesitamos sólo de nuestra propia capacidad (que, como decía un personaje televisivo, suele fallar) sino que es menester que los demás se hagan carne de nuestros anhelos. No tanto como si fuera de ellos; suficiente con que cumplan con su parte. Y luego, como un efecto bumerang, somos nosotros mismos los que debemos estar a la altura de nuestros propios intereses: subir los actos a la talla de los hechos. O, en el peor de los casos, cabeza gacha, ristre en mano, bajar los hechos a la altura de los dichos.

Estas son sólo ideas descocidas, ciertas pero vagas. Nos pasa todo el tiempo; cada día de todos los días de nuestras vidas. Y ahí estamos nosotros, y seguimos.

Lo único que no tienen solución, ya se sabe, son el gol, y la muerte.

domingo, 20 de julio de 2008

Los jóvenes narradores escriben sobre los '90

Por Hernán Carbonel . Para La Gaceta de Tucumán.


A veces de manera política, casi siempre literariamente, la historia dice que toda nueva generación busca el parricidio: autodesheredarse de las influencias de aquellos que los precedieron, o tomar algunas partes y mixturarlas de manera tal que las marcas se vuelvan borrosas, imprecisas. Aplicar, en todo caso, ipso facto, la noción de recambio.

Algo de eso sucede con la antología Uno a uno: los mejores narradores de la nueva generación escriben sobre los ‘90 (Reservoir Books, Sudamericana, 2008), un libro con un buen diseño de tapa pop y selección y prólogo a cargo de Diego Grillo Trubba.

El libro abarca “una década larga” que va desde la caída del alfonsinismo y entrada de Carlos Menem, en 1989, hasta la caída de De La Rúa y el derrumbe del modelo neoliberal y la paridad cambiaria en 2001. En medio, el desmantelamiento del Estado, la impunidad, la farandulización, los viajes al exterior y los consabidos etcéteras.

Uno a uno es un libro escrito por jóvenes que eran más jóvenes aún en los ‘90. Nacidos la mayoría en los violentos ‘70 (1983 los más tiernos, 1969 el más veterano) y con una adolescencia cruzada por el menemismo, muchos de estos autores empezaron a escribir en plena crisis de 2001; muchos llevan publicada una, dos o más novelas (sobre todo en pequeñas editoriales o autogestionados) y los encuentran varios puntos en común: colaboraciones en revistas y suplementos culturales, literarios, musicales o de crónicas; muchos de ellos son cuentistas, editores, traductores o bloggers.

Pero, ¿hay ya una identidad narrativa en ellos como generación? Dice Diego Grillo Trubba al respecto:

- Definitivamente, no es un grupo conformado y estable. Al tratarse de escritores nuevos, los nombres se multiplican. Lo más probable es que la cantidad de gente se vaya reduciendo y ampliando con el correr del tiempo. Sólo el tiempo dirá quiénes continúan escribiendo y quiénes continúan siendo leídos. Por ahora, son “promesas que asoman”.

La antología parece estar de moda para esta generación. Varios de los autores han participado ya en otras selecciones de este tipo: En celo (con el sexo como temática), In fraganti (de casos policiales) y Buenos Aires / Escala 1:1 (la metrópoli como eje). Para Grillo Trubba, el de las antologías es “un fenómeno extraño”.

- Podría decirse que son un submercado dentro del campo de la narrativa de ficción. Está comprobado -por lo menos eso dicen los editores- que el libro de cuentos de un autor no funciona comercialmente, y sin embargo las antologías temáticas sí. En ambos casos se trata de cuentos, con la diferencia que en las antologías, al peso de la firma, se agrega un núcleo temático por lo general convocante. Quizás, arriesgo, sea que el lector promedio argentino ya no se guíe por las firmas sino por lo que se escribe o los temas que se tratan. Quizás, también, existe la posibilidad de que la gente de marketing de las editoriales aún no haya aprendido a comercializar obras de un autor y sí temáticas. Pero, claro, son hipótesis.

Los criterios de selección que utiliza el editor en estos casos tiene, según Grillo Trubba, dos momentos: “Primero, relevar quiénes están escribiendo, quiénes surgen, qué escriben, cómo lo hacen. En el segundo, cuando ya se sabe sobre qué va a tratar la antología, armar un listado potencial de autores tomando en cuenta algunos factores: que sea similar la cantidad de escritores y escritoras; que haya pluralidad de estilos; que haya nombres ‘más consagrados’ y otros menos. Que sean nuevos y buenos”.

Para Uno a uno, se le envió a cada autor un listado de sesenta ítems, con hechos acontecidos durante la década, y a su vez cada uno eligió o propuso uno que no estuviera en carpeta.

Entonces: ¿qué temas se encierran en esos hechos? La desocupación, la corrupción, la frivolidad, la fugacidad, la humillación, el eterno volver a empezar tan argentino después de cada cíclica crisis. Abordados, en general, con un humor cáustico, corrosivo, y mayormente desde la primera persona del singular, como un modo de recuperar aquellos años desde la experiencia.

Leonardo Oyola, por ejemplo, recorre la márgenes lingüísticos, los de la cultura popular, la farandulización y los decretos duhaldistas. Maximiliano Tomas habla, sin nombres propios, del caso Yabrán. Lucía Puenzo, de secuestros virtuales, vaciamientos de empresas, chimentos en televisión y chicos felices que tienen tristeza.

Ariel Magnus, de la identidad, las funciones padre-hijo, de gente sin trabajo rendidos ante el neoliberalismo. Hernán Casciari, en lo más profundo de una crisis personal alentada por el doping mundial de Maradona, emprende un viaje iniciático (anterior al que lo lleve definitivamente a vivir en Barcelona) y conoce en Córdoba a su escritor favorito.

Mariana Enriquez se mete con el Riachuelo, ese monstruo dormido, la marginalidad que lo rodea y las promesas políticas nunca consumadas. Diego Máteryn, en un gran acierto de la imaginación, organiza un pollódromo en el patio de un parripollo. Pablo Toledo se mete en lo más hondo de la debacle de una pareja que se sepulta económicamente con un “Todo por dos pesos”, mientras sobrevive en la mentira, viaja a Miami, paga en cuotas y apela al “deme dos”.

Sonia Budassi hace sus primeras experiencias laborales: una forma de la precarización llamada pasantía. Washington Cucurto pasa penurias financieras, amorosas y espirituales en una Berlín lejana y bella donde conoce a Luciano Perezlindo, el agente literario de las grandes estrellas literarias de Latinoamérica: un verdadero delirio, una inmensa fantochada.

Cecilia Boullosa describe a una fanática del cuerpo y la ropa, los boliches de onda, el sexo, los Guns’n Roses. Ana Cecchi habla de un gurú. Joaquín Linne no sabe si chatear o comprarse un perro. Nicolás Mavrakis viaja a Punta del Este y Sebastián Daniell juega al paddle.

Una gran idea la de esta antología, editada a modo de fogueo y oportunidad para nuevos autores, escrita para no perder no ya la memoria lejana, sino la reciente, y para lectores de un país que, eternamente, parece estar a punto de morirse púber, nunca hacerse grande, siempre propenso a mirar de costado a las nuevas generaciones.

domingo, 6 de julio de 2008

Sobre Perec y su tema con la "e"

Ver en http://www.thehowl.com.ar/contenidos/nota.asp?id=22

La escaramuza de las letras

Por Fede Go

En el afán de cooperar con mayores datos sobre el caso, se presentan ahora algunas breves notas acerca de una revuelta de las letras, donde además emerge una secreta pugna entre las vocales del alfabeto. Los datos que nutren estos apuntes se extrajeron de un desordenado tratado sobre la fraternal, pero tan permanente como letal, batalla de las cerradas contra las, como gustan llamarse ahora, “huecas”.

La revuelta comenzó cuando, una vez esfumada la tercera vocal, la letra llamada “ye”, que es además celebrada por su greca cuna, se creyó naturalmente convocada a suplantar a la ausente. Su oferta, empero, no prosperó.

Hubo entonces cónclaves secretos de la u con la eme; luego de la a con la zeta, más tarde de las hermanas ve-be con la te. Hasta la hache con la jota evaluaron la coyuntura con deseos de actuar, de defenderse, preocupada una por su afectuoso apego a la adyacente compañera, la otra, temerosa por sus semejanzas rotundas con la que no está.

En esos encuentros comenzó a bosquejarse una estratagema. Se trato de un programa escrupulosamente pensado que trocó en un método exacto para, poco a poco, transmutar en una gesta que desconcertó al Ser Poderoso. Aplacando la bulla que generó el temor a ser evaporadas, las letras se contaron el plan una a una, en paz, como susurrándolo.

Una noche, todas a la vez, dejaron de componer palabras que demandaran el concurso de la evaporada tercera vocal: “ella está, solo que no es empleada en el habla usual”, declaraban. El plan se ejecutó con absoluto orden, con esmero, hasta que fue costumbre.

No obstante, fue notable como un pudoroso arrebato ganó lentamente las voluntades de las conjuradas hasta que el astuto truco de protesta, tomo el curso poco menos que de un torneo de doctas destrezas. Con asombroso auge, el popular juego forzó a buscar la palabra análoga que fuese, a la vez, profundamente bella, exactamente cabal. A los más capaces, más sagaces o más afortunados concurrentes, el juego otorgó renombre, lustre, fama a un grado nunca antes gozado o celebrado para letra alguna.

La ausente ya no representaba un problema para el conjunto o, al menos, el asunto comenzó a esfumarse, a no ser juzgado como la escena oportuna donde aparecer en el teatro del mundo retando a duelo al Ser Poderoso, enfrentando al supremo. Gradualmente, fue condenado al abandono el recuerdo de la ausente. El juego obtuvo su mayor esplendor al promoverse un certamen global para encontrar la palabra que nombre con justeza al Ser Poderoso, pero que no reclame a la ausente en su fono, pero tampoco en su fonema. El Ser supremo, el hacedor, el que tutela los albures del alma fue llamado “ateo”.

Entonces, la u no pudo mantener la calma. “Desean que no sea reveladoramente expuesta la falta de la ausente –expuso en un arrebato de cólera– es claro como avanzan sobre las vocales cerradas, buscan despejarnos del juego del lenguaje. Las otras se reconocen ahora como vocales “huecas” o “despejadas”, para no usar aquella palabra por la que ancestralmente se las reconoce. Destruyen la remembranza de la ausente, la noche arcana que se la ha llevado, en poco más me alcanza”.

viernes, 4 de julio de 2008

Continúa el conflicto con la letra i...

3- Intento de autonomía

El paso siguiente en el conflicto lo dio la propia protagonista, en lo que los medios masivos de comunicación dieron en llamar “El caso de la rebelión de la letra”.

En reclamo de su autonomía, la i decidió no aparecer en ningún texto que no fuese redactado por ella misma, hasta que, desde otros sectores (el Ser Poderoso y el científico, además de correctores, editores, etc., etc., etc.) se le garantizara su independencia y su autonomía.

Así, y con el objeto de superar temporalmente las dificultades desatadas por el conflicto, las leyes fueron dictadas con códigos cifrados, a los que se adjuntaban los Manuales Específicos de Usos Legales sin Íes, y los textos literarios marcaron para siempre a los narradores, puestos a construir sus prosas trabajando el doble, el triple y hasta el cuádruple con el fin de hallar términos que reemplazasen a los ya elegidos, portadores de la letra en conflicto.

Esta etapa duró, al menos, unos pocos días. Como todo intento de autonomía que se precie de tal, fue desarticulado con rapidez.

4- En busca de un reemplazante

En vista de que el conflicto se extendía más de lo pensado; de que lo que había comenzado como un simple altercado entre el Ser Poderoso y el científico de la oposición, debió apelarse a otras iniciativas. Para lo cual se barajaron, entre tantas, estas opciones:

Primero, una convocatoria al resto de las vocales, que, luego de una asamblea cuatripartita, la a, la e, la o y la u decidieron (por tres votos y una abstención) echar por tierra la posibilidad de que cualquiera de ellas fuese la reemplazante.

A partir de ello, dentro del gremio de las vocales se crearon grietas ideológicas, que no serían factibles de solución hasta que no se encontrase completo el Quinteto Colectivo de Trabajo.

Se pensó, también, en solicitar la colaboración de las consonantes. Pero, luego de una fugaz consulta a los edecanes de la RAE (el señor De la Concha se hallaba en pleno Congreso de la Lengua) se determinó que el uso de consonantes volvería harto ripioso el lenguaje, por lo cual esa alternativa fue también desechada.

Por último, y como medida drástica, se pensó en erradicar directamente la i del alfabeto. En ese caso, deberían traducirse todas y absolutamente todas las obras escritas desde inventado el abecedario actual hasta la fecha. Ante tal coyuntura, el proyecto fue inmediatamente rechazado.

Las otras opciones no ameritaban el más mínimo de los cotejos.

5- Reemplazo denegado I

En vasta de que el conflacto se extendaa más de lo pensado; de que lo que habaa comenzado como un sample altercado entre el Ser Poderoso y el caentafaco de la oposacaón, debaó apelarse a otras anacaatavas. Para lo cual se barajaron, entre tantas, estas opcaones:

Pramero, una convocatoraa al resto de las vocales, que, luego de una asamblea cuatrapartata, la a, la e, la o y la u decadaeron (por tres votos y una abstencaón) echar por taerra la posabaladad de que cualquaera de ellas fuese la reemplazante.

A partar de ello, dentro del gremao de las vocales se crearon graetas adeológacas, que no seraan factables de solucaón hasta que no se encontrase completo el Quanteto Colectavo de Trabajo.

Se pensó, tambaén, en solacatar la colaboracaón de las consonantes. Pero, luego de una fugaz consulta a los edecanes de la RAE (el señor De la Concha se hallaba en pleno Congreso de la Lengua) se determanó que el uso de consonantes volveraa harto rapaoso el lenguaje, por lo cual esa alternatava fue tambaén desechada.

Por últamo, y como medada drástaca, se pensó en erradacar darectamente la a del alfabeto. En ese caso, deberaan traducarse todas y absolutamente todas las obras escratas desde anventado el abecedarao actual hasta la fecha. Ante tal coyuntura, el proyecto fue anmedaatamente rechazado.

Las otras opcaones no amerataban el más manamo de los cotejos.

6- Reemplazo denegado II

En vjsta de que el confljcto se extendja más de lo pensado; de que lo que habja comenzado como un sjmple altercado entre el Ser Poderoso y el cjentjfjco de la oposjcjón, debjó apelarse a otras jnjcjatjvas. Para lo cual se barajaron, entre tantas, estas opcjones:

Prjmero, una convocatorja al resto de las vocales, que, luego de una asamblea cuatrjpartjta, la a, la e, la o y la u decjdjeron (por tres votos y una abstencjón) echar por tjerra la posjbjljdad de que cualqujera de ellas fuese la reemplazante.

A partjr de ello, dentro del gremjo de las vocales se crearon grjetas jdeológjcas, que no serjan factjbles de solucjón hasta que no se encontrase completo el Qujnteto Colectjvo de Trabajo.

Se pensó, tambjén, en soljcjtar la colaboracjón de las consonantes. Pero, luego de una fugaz consulta a los edecanes de la RAE (el señor De la Concha se hallaba en pleno Congreso de la Lengua) se determjnó que el uso de consonantes volverja harto rjpjoso el lenguaje, por lo cual esa alternatjva fue tambjén desechada.

Por últjmo, y como medjda drástjca, se pensó en erradjcar djrectamente la j del alfabeto. En ese caso, deberjan traducjrse todas y absolutamente todas las obras escrjtas desde jnventado el abecedarjo actual hasta la fecha. Ante tal coyuntura, el proyecto fue jnmedjatamente rechazado.

Las otras opcjones no amerjtaban el más mjnjmo de los cotejos.

La historia de la letra i segun Fede Go

Lo leí de nuevo y tengo más claro que es lo que quise decir con eso (“Está bueno y está raro lo de la i. Por momentos parece escrito por otro Carbonel”).

Viste esos cuentos de Borges donde -a veces centralmente, a veces como accesorio- se refiere a un hecho, a un libro, a un escritor o a un filósofo y uno lo acepta como cierto, como una cita verdadera. Hay un efecto de verdad contundente, de hecho el lector desprevenido muchas veces no lo entiende de otro modo y lo atribuye a la sabiduría y conocimiento del autor. Sin embargo, Borges inventa casi todo y hasta hace bromas con sus múltiples referencias apócrifas. Pero esa ficción es real. Kafka tiene algo así, tan complejo y refinado, aunque vitalmente más comprometido y furioso. Su efecto de verdad es inverso: su ficción muestra un modo real (posible) de la sociedad.

Algo así se huele en el texto de la i, y no en cada texto por separado, sino en la lectura articulada de ambos. Me parece un camino interesante para seguir.

Hablando de la ficción y la realidad, hay un texto de un sociólogo fenomenólogo, Alfred Schütz para que lo leas como si se tratara de literatura: el tipo aplica teorías de la construcción de la realidad al análisis del Quijote (de paso, Cervantes, otro del palo).

Esta historia continuará…

miércoles, 2 de julio de 2008

Acerca de la historia de la letra i...

Escribe JH: "Hace tres o cuatro años se me ocurrió una historia parecida en la que un comando transitaba el blanco de la hoja y luchaba contra el escritor, por construir su historia de forma digna.

El lugar en que quedan suspendidos estos textos es fascinante, porque no hay mucho allí. Recuerdo el caso de La disaparition, novela de George Perec, que no leí pero sí leí sobre ella, en la que este patafísico francés se despachó con toda una novela de suspenso donde nadie sabía lo que faltaba ni buscaba, pero misteriosamente iban desapareciendo personajes. En toda la novela, no hay una sola palabra escrita con e, que es la vocal más abundante del francés, y justamente la desaparecida era ella. La mayoría de los críticos, cuenta la leyenda sobre el libro, ni siquiera notó la proeza y se dedicó a decir que como historia estaba bien, pero que no entendían qué era lo que estaba desaparecido.

El único problema con Perec, es que no se puede traducir. Sé que hay intentos de adaptarla al español, sustrayendo la A , pero no han funcionado".

martes, 1 de julio de 2008

Historia de la i

1- Preámbulo

Hay un plan estratégico, que pertenece a alguien que desconocemos, un Ser Poderoso y sin nombre, de eliminar del alfabeto la letra i (se pronuncia i).

Según parece, este Ser Poderoso ha hallado la forma de insertar un virus que hace que la letra se vaya consumiendo poco a poco. Es un lento proceso de degradación: comienza a vislumbrarse en el escarpado de la superficie, continua en una lenta y engañosa disminución, y acaba por reducir la i a una insignificante e inexpresiva y muda montaña de cenizas.

Sin embargo, ha comenzado a circular la versión que habla acerca de la existencia de un científico que trabaja en un antídoto para contrarrestar el efecto. Según se dice, el hombre ha logrado construir una serie de pequeños robots que logran sostener el punto a la vez que retroalimentar la estructura, el tronco de la letra: se nutren de ella y, a la vez, sus detritus pasan a abonar la materia que la sostiene.

Ante esta noticia extraoficial, el Ser Poderoso ha lanzado al campo de batalla a sus contraespías, con el fin de obtener la fórmula y así eliminar al enemigo. No se sabe aún si uno y otro se han encontrado.

Sí que será dura y larga la contienda. Que para ella serán fundamentales el rol de los acentos y el palito de la t. Ni que hablar de la olita de la ñ.

1- Batalla

Hay un plan estratégco, que pertenece a alguen que desconocemos, un Ser Poderoso y sn nombre, de elmnar del alfabeto la letra (se pronunca ).

Según parece, este Ser Poderoso ha hallado la forma de nsertar un vrus que hace que la letra se vaya consumendo poco a poco. Es un lento proceso de degradacón: comenza a vslumbrarse en el escarpado de la superfce, contnua en una lenta y engañosa dsmnucón, y acaba por reducr la a una nsgnfcante montaña de cenzas.

Sn embargo, ha comenzado a crcular la versón que habla acerca de la exstenca de un centífco que trabaja en un antídoto para contrarrestar el efecto. Según se dce, el hombre ha logrado construr una sere de pequeños robots que logran sostener el punto a la vez que retroalmentar la estructura, el tronco de la letra: se nutren de ella y, a la vez, sus detrtus pasan a abonar la matera que la sostene.

Ante esta notca extraofcal, el Ser Poderoso ha lanzado al campo de batalla a sus contraespas, con el fn de obtener la fórmula y así elmnar al enemgo. No se sabe aún s uno y otro se han encontrado.

S que será dura y larga la contenda. Que para ella serán fundamentales el rol de los acentos y el palto de la t. N que hablar de la olta de la ñ.