martes, 30 de septiembre de 2008

Juan Sasturain y sus mil vidas

Cuando uno se pregunta en qué andará alguien, es que quiere dar con su paradero, saber de su presencia. En este caso, y operando a través de los opuestos, podríamos decir que el sujeto en cuestión, Juan Sasturain, está en todos lados. O, al menos, en muchos al mismo tiempo.

Sasturain es, por estos días, director de Negro Absoluto, un sello de literatura policial recientemente creado, con cuatro títulos en la calle. Conduce “Ver para leer”, el único programa sobre libros en televisión abierta, que acaba de ganar un premio Martín Fierro (justamente: un libro). Dirige la nueva generación de Revista Fierro; es colaborador de P12, donde hace un par de años reeditó gran parte de su obra a través de la editorial del diario, además de hacerse presente en concursos como jurado (por ejemplo, en el Premio Internacional de Novela Letra Sur, en proceso de resolución), presentaciones de libros, charlas, festivales literarios, ferias y congresos. Dicen que quien mucho abarca poco aprieta. Quizás no sea tan así.

Lo cierto es que Juan Sasturain acaba de editar “Pagaría por no verte” (Sudamericana), tercera parte de la saga protagonizada por el inefable detective Julio Etchenike y sus surreales laderos, el Gallego y el Negro Sayago, que sigue a la inaugural e imperdible “Manual de perdedores” y su secuela, “Arena en los zapatos”, reeditada a principios de año (amén de un papel secundario de Etchenike en “La lucha continúa”, 2003).

La cosas es que, entre el verano y el otoño del ’80, Etchenike es invitado a una fiesta en el Tigre, cumpleaños de un viejo amigo, y con eso comienza una serie de aventuras y desventuras en las que a este antihéroe veterano con alma de quijote cínico, terco y justiciero, se le mezclarán su historia personal con su ética profesional. Un pasado oscuro, irresuelto y tramposo que conjuga los recuerdos dolorosos con las piñas, tiros y sopapos propios del caso.

A esta versión tanguera, vernácula del policial, concurre, en la cita inicial y el título, aquella milonga de Celedonio Flores: “Me revienta tu presencia, pagaría por no verte”. Bien argentina, la historia narrada no desatiende las circunstancias históricas en que está emplazado la trama: la dictadura militar. Hay “milicos para rato”, Falcon verdes, Habeas corpus, ejércitos en la noche, militantes perseguidos, emigrantes urgentes.

Así, entre citas directas e indirectas a Chandler, Hammett, Cain y otros grandes del género, en una sociedad corrompida, con mujeres bellas y malas, un muerto que presuntamente nada tiene que ver con el argumento, el infaltable sentido de la amistad y la baba sucia del dinero, Sasturain reconstruye un argumento clásico del policial negro (¿homenaje, parodia, influencia?) donde vuelve a su máxima de que “la literatura no se escribe con hechos, se escribe con palabras”, siempre del lado de las novelas que cuentan historias y no de las que se dedican a coquetear con el estilo.

Sasturain ha trabajado gran parte de su carrera con lo que se suele llamar “géneros marginales”: policial, infantil, historieta, fútbol, folletín. Medios muchas veces tildados de “evasivos”. Lo cual trae a la memoria aquella declaración de –justamente– Raymond Chandler: “todo lo que se lee por placer es una evasión”. “Pagaría por no verte” no es excepción. Pero confirma la regla.

http://www.lagaceta.com.ar/vernota.asp?id_seccion=109&id_nota=291305

lunes, 29 de septiembre de 2008

Escribe Joaquín Frías sobre "El Caso Arroyo Dulce"


Los asaltos al banco de Arroyo Dulce, durante1971, son tan improbables como un sitio al que le caen dos rayos. Es por lo menos curioso que un pueblito perdido del norte de la provincia de Buenos Aires sea el blanco de una banda profesional -que hasta fuga en avioneta- y que cuatro meses después prácticamente se calque la operación. Pero más curiosa todavía es la trama secreta que conecta los dos asaltos, vislumbrada por el periodista Hernán Carbonel. Una anécdota parroquial que se convierte en sinécdoque de la tormenta política que en breve azotará la Argentina. Porque al frente de la primera banda está Aníbal Gordon, futuro líder de la AAA (Alianza Anticomunista Argentina), grupo paramilitar de ultraderecha que desde 1973 cometería múltiples asesinatos políticos. Y militantes de la Juventud Peronista realizan el segundo robo, entre ellos dos guardaespaldas de Héctor Cámpora, delegado de Juan D. Perón, que en 1973 sería elegido presidente de la nación. Jóvenes que ya son o serán montoneros, la mayor organización político militar de la izquierda argentina. ¿Cómo se conectaron? ¿Alguien participó en los dos asaltos? ¿Delincuentes comunes o robo para financiar un ideal? El caso de Arroyo Dulce intenta respuestas a partir de estos materiales ambiguos característicos de la Argentina de los años 70.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Iba a escribir algo, pero...


Iba a escribir algo, acá, pero...


...con peros no hay literatura.


No hay que tener peros en la literatura, ni peros en la lengua.


En la lengua escrita, sobre todo...

martes, 9 de septiembre de 2008

Crítica en diario El Día de La Plata

"El caso Arroyo Dulce"
Hernán Carbonel, EPG Ediciones, 2008.


Los hechos: entre julio y diciembre de 1971, el Banco de Crédito Rural de Arroyo Dulce (partido de Salto, provincia de Bs.As.) fue asaltado dos veces. Partiendo de una cita bibliográfica (en La Voluntad), Carbonel inicia una investigación periodística sobre los hechos, no del todo aclarados debidamente. Es que si para la justicia son caso olvidado y cerrado, para muchos pobladores y testigos de la zona aún quedan puntos oscuros que persisten en el imaginario. En el primer caso actuó la banda de Aníbal Gordon, jefe de la tristemente célebre Triple A, circunstancia no del todo conocida. En el segundo asalto, un par de posibles cuadros montoneros habría dejado su huella en el paso por Arroyo Dulce. Testimonios, datos, fechas y una profunda investigación periodística reconstruye los dos asaltos y expone nuevamente los hechos. Si bien se trata de casos muy puntuales, los hechos en su momento tuvieron gran repercusión nacional. El mérito del trabajo de Carbonel, escritor y periodista, no se reduce a un mero acopio de datos o a relevar la palabra de testigos, sino que por detrás de las opiniones y los hechos emerge en el libro la imagen de un país sacudido por la violencia, confrontado a la intolerancia política y presa del deterioro de las instituciones. Ese cuadro de situación está expuesto lúcidamente como telón de fondo, y aun hasta en los diálogos que apuntalan los hechos es perceptible el "tono", la temperatura de una época signada por la inestabilidad política, económica y social. Un excelente trabajo con apéndice y notas que ayudan a revisitar ese tiempo.

http://www.eldia.com.ar/edis/20080907/revistadomingo66.htm