martes, 29 de septiembre de 2009

Un testigo más

El productor agropecuario

Carlos Bedini Padre es clase 32; nació en el campo -donde vivió hasta 1992- y se dedicó toda su vida a la actividad agropecuaria. Está casado desde hace poco más de medio siglo años con Brunilda -más conocida como Lili- y tiene dos hijos, Carlos Alberto y Walter. Hoy, disfruta de sus condiciones de jubilado y las ganancias que le da el arrendamiento de sus terrenos. Fue rehén en el asalto de julio del ‘71, pero no de los asaltantes, sino de un oficial de la fuerza pública.

“Era en el invierno del ’71. Yo iba a Arroyo Dulce por camino de tierra. En el Almacén de Piris había una carnicería, que era de un sobrino mío. Paré ahí para que él me acompañara a Arroyo Dulce a llevar unas bolsas a la Cooperativa. Yo tenía una Ford ‘68, una camioneta bárbara. Por suerte, ese día mis hijos no habían ido conmigo.

”Mi sobrino me dijo que se afeitaba y nos íbamos. Yo lo estaba esperando cuando pasa un Torino color marrón claro, té con leche, con una franja negra a lo largo. Viniendo de Arroyo Dulce, hay que hacer una curva y pasar el terraplén de la vía: el Torino pegó una derrapada, aceleró y siguió. Bien no me acuerdo, pero cuatro por lo menos iban. Le dije a mi sobrino: ‘¿Quién es ese loco que pasó?’.

”A los pocos minutos llega una camioneta, que era del dueño de la farmacia de Arroyo Dulce. Para y se baja un milico con un revólver en la mano. Creo que el apellido era Rodríguez; un entrerriano bastante compadrón.

”Estaba como loco. Parece que lo habían tenido muy mal durante el asalto. Él se había querido resistir y los ladrones lo habían fajado feo; le habían metido la cabeza bajo el escritorio, él se quiso dar vuelta para ver y le pegaron con la culata de un revólver. Le decían que no se moviera porque lo iban a liquidar.

”La cosa es que, cuando los ladrones dispararon del banco, el milico agarró al tipo de la farmacia, lo amenazó con el revólver y le dijo que lo llevara en la camioneta que tenía que agarrar a los ladrones. Cuando llegaron al almacén de Piris, el milico se bajó y me dijo: ‘Llevame a la comisaría de Salto que asaltaron el banco de Arroyo Dulce’.

”Yo no le dije que había pasado el Torino, porque sino me hace seguirlos. Igual, ya estarían lejos como para agarrarlos. Después nos enteramos de la avioneta en el Paraje El Crisol. Pero en el momento, yo pensé: si me hace seguirlos, nos acribillan.

”Camino a Salto, el tipo me agarraba el volante y me apretaba el acelerador, siempre amenazándome con el revólver. Yo creía nos matábamos, debíamos ir como a 130. La calle principal de la ciudad, en esa época, era doble mano, así que entramos al pueblo a más de 100 kilómetros por hora.

”Yo siempre llevaba en la camioneta una linterna bajo el asiento, por las dudas. Cuando doblé en la esquina de la comisaría, por la velocidad a la que veníamos, la linterna se salió de abajo del asiento y se me trabó abajo del freno. Me subí arriba la vereda, pegué el volantazo y salí justo. Casi me choco la pared de la municipalidad.

”Cuando paré, este tipo, que venía como loco, completamente sacado, se largó de la camioneta con el arma en la mano y entró corriendo en la comisaría. Como sería el ataque de nervios que tenía que agarró a trompadas una puerta y se abrió toda la mano. Después tuvieron que llevarlo al hospital.

”Al rato salió el subcomisario y me dijo: ‘quedáte tranquilo, pibe, que ya sabemos todo’. Y después me preguntó si no podía llevar a dos oficiales a que vieran si los ladrones habían echado nafta en alguna de las estaciones de servicio, porque ellos no tenían en qué ir. Recién entonces le conté cómo era el Torino, y me dijo que el dato le servía mucho.

Cuando subieron los oficiales para ir a recorrer las estaciones de servicio, uno de ellos me dijo: ‘Pibe, andá despacio, dejalos que se vayan. Total ya robaron’”.

3 comentarios:

Fede dijo...

Me imaginé el Torino derrapando, de hecho, creo saber cuál es la curva y todo...
El final, con el freno trabado y la camioneta arriba de la vereda, parece un poco fantástico, pero qué sería de nosotros si no pudiéramos adornar nuestros recuerdos.

epg dijo...

It's true, my friend. ¿Cuántas veces el bagre es más grande en el recuerdo que en el anzuelo?

Federico Gobato dijo...

Para el caso del bagre, en especial si los pescadores se apellidan Carbonel o Gutiérrez, ¿cuestión de genealogía será?