viernes, 7 de abril de 2017

TRES NOTAS SOBRE PIGLIA


EL RESCATE

A fines de 2016, casi en paralelo con el tomo II de Los diarios de Emilio Renzi (Los años felices), Ricardo Piglia publicó en Tenemos Las Máquinas, pequeña editorial independiente de apenas cinco años de vida, Escritores norteamericanos, una serie de notas escritas allá por 1967. En su momento fueron pensadas para acompañar una selección de cuentos que editó Tiempo Contemporáneo, bajo el pulso del gran Jorge Álvarez y Pirí Lugones.

“Mi entusiasmo por la narrativa norteamericana, comprendo ahora, fue una reacción frente a la influencia de Borges y Cortázar, que hacían estragos entre los escritores de mi generación”, confiesa Piglia en la Nota a la edición. “La invasión, mi primer libro de cuentos, publicado también ese año 1967, tiene, creo, la marca de esas lecturas”.

-El libro surgió como un ofrecimiento de Ricardo –cuenta Julieta Mortati, directora de Tenemos Las Máquinas-. Él conocía la editorial y yo trabajaba como asistente suya. Como él dice en el libro, escribió esos perfiles como prólogos a la antología Crónicas de Norteamérica, y para esta edición decidió sumarle el artículo “Cuentos policiales norteamericanos”, que también había editado con Jorge Álvarez. Para el prólogo armó una secuencia de notas del diario y le sumó otras nuevas. El libro finalmente terminó saliendo en diciembre, con el reciente triunfo de Trump, en una tapa rojo Mao.

Las entradas del diario a las que se refiere Mortati pertenecen al ‘67, pero se le anexaron una de 2015 y otra de 2016. Escribe Piglia: “Transcribo aquí los apuntes de mi diario, donde anotaba la marcha del trabajo y sus condiciones materiales. Espero que el interesado o precavido lector encuentre ahí el clima de esos tiempos a la vez alegres y fervorosos”.

Escritores norteamericanos está compuesto, básicamente, por pequeñas biografías trabajadas por el bisturí de la palabra y atravesadas por la estructura -no el tono- de aquellos prólogos de prólogos de Borges; reseña bibliográfica a la vez que crítica literaria, se fusionan Faulkner, Fitzgerlad, Hemingway, Updike y Capote con Sherwood Anderson, James Purdy, Ring Lardner y Erskine Caldwell.

Queda claro que resulta extraño atenerse a la lectura de un texto que referencia pero no incluye la obra literaria del autor citado, pero eso, en algún punto, deja de extrañar: cada nota de Piglia es, de todos modos, una clase de literatura en sí misma.

LOS APÓCRIFOS

En la página 111 del tomo II de Los diarios..., en una entrada perteneciente al año 1969, se lee: “‘Sólo se pierde lo que realmente no se ha tenido’, Borges. Usaré esta cita como epígrafe de mi próximo libro”.

De hecho, Piglia la utilizó, pero de manera apócrifa. El epígrafe de Nombre falso, su segundo libro de cuentos, editado en 1975 es exactamente la misma frase, pero está atribuida a Roberto Arlt.

Trescientas páginas más adelante, en una entrada de ese año de sus diarios, Piglia aclara: “Colocaré una frase de Borges al frente de mi libro Nombre falso pero se la atribuiré a Roberto Arlt: ‘Sólo se pierde lo que realmente no se ha tenido’. La frase no hace más que sintetizar lo que es para mí el ‘tema’ central de ese libro: las pérdidas”.

Lo que podría sintetizar este gesto literario (tan borgeano, por cierto) es una idea que viene desde los orígenes de la literatura argentina, y que linkea directamente con lo que el propio Piglia escribiría pocos años después en Respiración artificial, publicado en 1980:

“La primera página del Facundo: texto fundador de la literatura argentina. ¿Qué hay ahí? dice Renzi. Una frase en francés: así empieza. Como si dijéramos la literatura argentina se inicia con una frase escrita en francés: On ne tue point les idées (aprendida por todos nosotros en la escuela, ya traducida) (...) Pero resulta que esa frase escrita por Sarmiento (Las ideas no se matan, en la escuela) y que ya es de él para nosotros, no es de él, es una cita. Sarmiento escribe entonces en francés una cita que atribuye a Fourtol (...) Sarmiento se equivoca. La frase no es de Fourtol, es de Volney. O sea, dice Renzi, que la literatura argentina se inicia con una frase escrita en francés, que es una cita falsa, equivocada. Sarmiento cita mal”.

Y unas líneas más abajo: “Ahí está la primera de las líneas que constituyen la ficción de Borges: textos que son cadenas de citas fraguadas, apócrifas, falsas, desviadas”. Página y media después, se lee: “El que abre, el que inaugura, es Roberto Arlt. Arlt empieza de nuevo: es el único escritor verdaderamente moderno que produjo la literatura argentina del siglo XX”.

Piglia, podríamos arriesgar, entonces, no sólo pone a Borges a clausurar el siglo XIX (“Borges es anacrónico”; “clausura por medio de la parodia la línea de la erudición cosmopolita y fraudulenta que define y domina gran parte de la literatura argentina del XIX”) y a Arlt a abrir las puertas del siglo XX, sino que, con su propia cita apócrifa de Nombre falso, donde ambos se conjugan, cierra el siglo XX.

LAS OBRAS PÓSTUMAS

Horas después de la muerte de Piglia, Mortati había confesado en su cuenta de Facebook: “El ciclo de publicaciones de Ricardo Piglia por suerte no se cierra, aún queda el tercer tomo de los Diarios y varios textos nuevos. Su muerte nos tomó de sorpresa a todas las que trabajábamos con él porque su salud estaba estable, pero ahora me doy cuenta de que se pudo haber ido en cualquier otro momento. Ricardo trabajó hasta que se le paró el corazón, que es lo mismo que decir que no podía trabajar de otro modo que no fuera con el corazón”.

Hace apenas unos días, la agencia de Guillermo Schavelzon (agente literario y amigo de Piglia durante décadas, quien fuera parte de aquel renombrado conflicto legal por Plata Quemada con Editorial Planeta) emitió un comunicado donde detalla lo que ha de venir.

Además del tomo III de los Diarios, aparecerá Por un relato futuro. Conversaciones con Juan José Saer, diálogos con aquel por quien el autor de Respiración artificial tenía una marcaba admiración; Los casos del comisario Croce, cuentos que tienen por protagonista al personaje de Blanco nocturno, algunos de los cuales formaron parte de Antología personal (FCE, 2014); y Escenas de la novela argentina, recopilación de clases que diera a través de la TV Pública. A ello se agregarían los Ensayos Completos; el citado viaje a China en 1973; La Argentina en pedazos y otros prólogos, que linkea a un libro anterior, ilustrado, donde Piglia aborda a Quiroga, Lugones, Cortázar, Viñas, Echeverría y demás; y la edición de un texto basado en un seminario dictado en la UBA en los años ‘90.

(Publicado en La Gaceta Literaria el domingo 26 de marzo de 2017)



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