domingo, 21 de diciembre de 2008

Baño nocturno - Por Nicolás Falcioni

Bajo el círculo de mármol blanco
con los moretones ecográficos
de esa presencia cercana
y a la vez ausente
del feto que nada abstraído
en completo silencio,
la luna
y el reflejo eléctrico de la luna
que hace apenas unas horas
era el recuerdo ideal
de una medalla de plata
debí romper la fina costra
acuarela del mapa inmóvil
de un glaciar (o una foto satelital
de las estrías del Polo)
el afilado hielo de la orilla
con mis pies desnudos
y las cinco temblorosas sombras
de sus vaporosos dedos
fallé en abstraerme del agua cristalina
pero densa como el mercurio
de esta noche que todolo quiere para sí.

Colgado del vallemás allá del último valle,
soy minúsculo en un planeta
que flota en la soledad del peor presagio
del espacio,
con el frío trabajo de mantener
mi respiración
sin que las sólidas paredes azules
(donde la nieve de primavera
limita con el hielo
el hielo con la roca,
y la roca con el verde desértico
del duro musgo)
elevadas como oscuros gigante
se invisibles más allá del bosque
me intimiden.

Llevo en una mano un jabón
que tampoco vive y en otra
una linterna tubular
¿en qué afiebrado instante?
resbala y se zambulle
con un festivo haz fotográfico
en círculos de tirabuzón,
entonces el sudor del terror ajenos
al plano ahí abajodos como muertos
pálidos pies
en una gelatina temblorosa
el centelleo pop
y algo lisérgico a esta altura
de dolorosas estrellas.

He de zambullirme también
y me zambullo
pero como un switch de emergencia
anterior al colapso
salta un recuerdo onírico
aunque tan nítido
como el millón y medio de finas agujas:
armado con un palo macizo
el chico enardecido
por influjos cinematográficos
de Conan u otro bárbaro
destroza cardos en un baldío,
el polvo, el sudor y los jadeos
son una nube con el polendel mediodía,
y los azorados insectos
vuelan amenazantes e impotentes
ante la caída de su mundo,
y los altos cardos son de anchos
como los propios brazos,
pero en la fiebre por destruirlo todo
el héroe puede con ellos
y la belleza
de sus austeras flores.

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