lunes, 20 de octubre de 2008

Entrevista a Samanta Schweblin


Hay en los personajes de “El núcleo del Disturbio” una idea de quiebre, de necesidad de cambio; perciben un destino pero o no saben cuál es, o lo saben y no se animan a enfrentarlo. Uno puede oír el murmullo de cuando se preguntan a ellos mismos si creer en lo que hacen o lo que esperan, si es cierto que están tan perdidos y vacíos como parecen.

Si, por lo general mis personajes no toman decisiones, ni llevan adelante las historias. Más bien sucede lo contrario, es la historia la que lleva al personaje agarrado de las narices. Supongo que sobreviven en un mundo sin libre albedrío, más o menos como el nuestro.

Cuando vos lo ganaste, el Concurso Haroldo Conti todavía gozaba de prestigio y repercusión. En estos años decayó. ¿Cómo ves ahora el tema de los concursos literarios?

Hay concursos que todavía gozan de prestigio, y son justamente los concursos en los que los jurados se manejan con más transparencia, como los del Fondo Nacional de las Artes, o mismo el Casa de las Américas (que ahora muchos confunden con “Casa de América”, pero no tienen absolutamente nada que ver). Es verdad que en cualquier concurso, por más transparentes y profesionales que sean los jurados, la suerte tiene también su peso, pero a la larga son promotores de las nuevas voces. Yo particularmente, hace ocho años atrás, siendo inédita, cuentista y teniendo 23 años me acerqué a una gran editorial y logré que me editaran, y creo que en ese sentido lo que me abrió las puertas -al menos a la lectura del material por parte de ellos, que ya es gran cosa en estos días-, fueron justamente los premios.

No hace mucho hablaba con Pablo Ramos de su experiencia de haber ganado el premio Casa de las Américas. El lo definía como algo incomparable. ¿Cómo fue para vos? ¿Te quedaste un tiempo en la isla, cómo viste a Cuba? Y: ¿quién va a editar “La furia de las pestes”?

Viajé inmediatamente a la isla, pero no por el premio, sino porque unos meses antes, el Centro Onelio -que es en Cuba algo así como “la escuela oficial de escritores”-, ya me había convocado al Primer Encuentro de Jóvenes Narradores Latinoamericanos, junto a otros 26 escritores de distintos países. Fue un encuentro increíble, ocho días de Festival donde lo único que se hizo fue tomar ron y hablar de literatura. Veintisiete latinoamericanos y cien cubanos de todas las provincias.

Quiero contar un detalle –no tan menor- que nos impactó mucho a todos los latinoamericanos. En un panel de discusión del festival sobre literatura y mercado, un cubano señaló “la facilidad que tienen para editar su material inmediatamente después de ser escrito”. Por supuesto, no criticaba “la facilidad de edición”, sino la edición sin filtro, incluso del propio escritor, que a veces esto generaba. Pero más allá de eso, me acuerdo de nuestras caras –me refiero al resto de los latinoamericanos-, no podíamos creerlo.

Después me quedé unos doce días más, y aproveché para conocer gran parte del equipo de Casa de las Américas, y pasear por el interior, fuera de La Habana.

“La furia de las pestes”, que ahora se llamará “Pájaros en la boca”, se editará por Planeta en Mayo del 2009. En realidad estaba programado para Mayo de este año, pero como el libro ganó el concurso, las bases indican que es Cuba quien tiene la prioridad de edición, así que tuvimos que posponer la edición en Argentina para el año que viene.

Hace unos días, le preguntaba también a Cucurto sobre qué aportan a la escritura nuevos registros como la historieta, la tele, el blog, el video. Vos estudiaste Imagen y Sonido. ¿Opera en tu literatura ese cruce entre diferentes discursos?

Seguramente mis estudios de cine deben haber influenciado, puede que mi literatura sea bastante visual, aunque tampoco es algo que yo vea particularmente, lo digo más bien porque es algo que suele señalarse. Pero no creo que ni la historieta, ni la tele, ni el blog me aporten particularmente a la hora de escribir. No creo que formen parte de la literatura a no ser que alguna historia en particular los precise como personajes, claro. Esta polémica nueva de si el blog viene o no a quitarle un espacio la literatura… No, por supuesto que no. Puede que, en algunos blogs, se escriba literatura, pero un blog no es un cuento ni es una novela, es otra cosa distinta, con sus propias reglas y excepciones.

Cómo enfrentas tu proyección cuentística frente a un mercado que adora y se enrola detrás de la novela.

Me desilusionan un poco los editores que consideran a los cuentistas “promesas de escritores”, les tienen fé, confían en que, tarde o temprano, escribirán una novela. Creo que incluso hay algo de eso en algunos lectores. Pero fuera de eso, a nivel personal, siento que mi interés está arraigado en la potencia y la precisión del cuento. Me es un género tan atractivo, que más de los dos tercios de mi biblioteca son cuentos. No poder vivir de la literatura, tiene una gran ventaja: uno escribe lo que quiere, y el mercado hace su camino.

En muchos de los relatos de “El núcleo del disturbio” –entre otras tantas cosas– está muy presente la idea del viaje: la valija, la estación de servicio, la estación de tren, el campo, la ruta.

Sí, me gusta la ruta como idea. Cuando uno va por la ruta, y se detiene en un lugar, no sabe nada de nada de ese sitio, todo puede suceder, y a la vez, cuando uno retoma la ruta, lo que queda atrás desaparece. En el nuevo libro hay más ruta y más campo también.

¿Qué esperás de esta estadía mexicana?

Estoy contentísima. Estaré en Oaxaca, del 15 de Septiembre al 15 de Diciembre escribiendo en una residencia de artistas. La idea es avanzar con el tercer libro, pasear un poquito si los tiempos y el dinero alcanzan, y leer mucho. Nunca antes había participado en una beca de este tipo, y la idea de esta estancia paradisíaca me suena tan inverosímil, que estoy ya hace varios días esperando que algún ruso me diga que todo es un engaño y el plan es “trata de blancas”, como en la películas, o que alguien llame diciendo que todo es un error de tipeo, y mi beca está suspendida. Pero nada de eso sucede por ahora.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/294586/LGACETLiteraria/Samanta_Schweblin.html


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