martes, 29 de diciembre de 2009
Un rayo silencioso...
martes, 22 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
Fragmento de un reportaje a Vicente Battista
Hay una clara diferencia en el concepto del detective privado norteamericano (todo un estereotipo) y el detective privado argentino (casi inexistente, a no ser en la ficción: el Etchenike de Sasturain, entre tantos otros ejemplos). Sin embargo, Meneses ostenta por momentos la figura de ese detective privado norteamericano, sólo que desde las fuerzas policiales del Estado. Es un Marlowe nacional y estatal.
Es cierto lo que decís, por razones histórico-culturales no contamos con detectives privados en la Argentina que puedan transformarse en héroes de ficción. De ahí que los reemplacemos con profesionales vinculados a tareas cercanas a lo policial, desde periodistas hasta abogados, y de ahí también la astuta vuelta de tuerca que supo dar Sasturain con su Etchenike. Otro buen ejemplo pueden ser las dos excelentes novelas de Ernesto Mallo (“La aguja en el pajar” y “Delincuente argentino”), pero en este caso tenemos al Perro Lascano, un ex policía. En el caso de Evaristo Meneses, que yo pongo en acción en mi novela “Cuaderno del ausente”, tenemos a un policía real que, como bien decís, según se mire tiene cercanías al Marlowe de Chandler: es duro, escéptico, soltero y solitario.
Aquellos años en que usted ambienta su última novela, eran años en los que la literatura policial estaba “de moda”, tanto en sellos editoriales como en revistas de la época como Vea y Lea y Leoplán. Incluso Meneses solía aparecía en esas revistas. Su presencia mediática era muy grande.
Efectivamente, con el fin de documentarme anduve en más de una hemeroteca y me sorprendí al ver qué importancia le otorgaba el periodismo a Meneses. Era común que su imagen ilustrara más de una primera plana. Hay que destacar que la información se centraba en su trabajo policial, las detenciones que había efectuado. No estoy hablando de delincuentes de poca monta, quebrados por el paco y matando para robar un par de zapatillas. Hablo de delincuentes de fuste, con otros códigos.
Sabemos que en el policial negro, el crimen es la ley y la ley es el crimen, el fin justifica los medios y ya no se puede defender al Sistema porque es el Sistema quien está infectado. Como parte de eso, la policía en tanto institución, ya es no objeto de confianza (por ponerle un ejemplo actual, el caso Pomar es un paradigma). ¿Cómo se llevaba con eso Meneses?
Debería decirte que la policía en tanto institución nunca fue objeto de confianza. A mediados del 1800 el francés Emilie Gaboriau crea Monsieur Lecocq, un policía que le oculta su profesión incluso a la portera de su edificio, porque no era una profesión digna. También es cierto que en el policial enigma (Conan Doyle, Agatha Christie, etc.) el orden policial, así como el orden social, no se cuestionaba. Ese cuestionamiento lo encontraremos en el policial negro. “Cosecha roja”, de Dashiell Hammett pone al descubierto la corrupción de policías, mafiosos y jueces en los años 30. En cuanto a Meneses, por lo que yo sé, no aparece vinculado a ningún caso de corrupción.
Tres preguntas en una: ¿Por qué la idea de que el protagonista de la novela sea un periodista? ¿Son los periodistas los detectives privados del siglo XXI? ¿No hubo algo de eso ya en Walsh?
Es un periodista porque me resulta muy funcional para presentar a Meneses, pero hay que tener en cuenta que él se limita a contar la historia que le cuenta Erika, una vieja prostituta que asegura haber sido amante del comisario. Y, sobre todo, no hay que olvidar que esa historia puede no ser real sino una fantasía de Erika. Los periodistas bien pueden ser los detectives privados del siglo XXI, aunque si hacemos un poco de memoria descubriremos que también lo fueron de siglos anteriores. El caso Walsh es un buen ejemplo. Recordemos que Daniel Hernández, el héroe de Walsh, no era periodista sino corrector de pruebas, pero el propio Walsh como periodista se convirtió en un formidable detective privado. Sus libros, desde “El caso Satanowsky” hasta “Operación masacre”, son una muestra acabada.
Es cierto lo que decís, por razones histórico-culturales no contamos con detectives privados en la Argentina que puedan transformarse en héroes de ficción. De ahí que los reemplacemos con profesionales vinculados a tareas cercanas a lo policial, desde periodistas hasta abogados, y de ahí también la astuta vuelta de tuerca que supo dar Sasturain con su Etchenike. Otro buen ejemplo pueden ser las dos excelentes novelas de Ernesto Mallo (“La aguja en el pajar” y “Delincuente argentino”), pero en este caso tenemos al Perro Lascano, un ex policía. En el caso de Evaristo Meneses, que yo pongo en acción en mi novela “Cuaderno del ausente”, tenemos a un policía real que, como bien decís, según se mire tiene cercanías al Marlowe de Chandler: es duro, escéptico, soltero y solitario.
Aquellos años en que usted ambienta su última novela, eran años en los que la literatura policial estaba “de moda”, tanto en sellos editoriales como en revistas de la época como Vea y Lea y Leoplán. Incluso Meneses solía aparecía en esas revistas. Su presencia mediática era muy grande.
Efectivamente, con el fin de documentarme anduve en más de una hemeroteca y me sorprendí al ver qué importancia le otorgaba el periodismo a Meneses. Era común que su imagen ilustrara más de una primera plana. Hay que destacar que la información se centraba en su trabajo policial, las detenciones que había efectuado. No estoy hablando de delincuentes de poca monta, quebrados por el paco y matando para robar un par de zapatillas. Hablo de delincuentes de fuste, con otros códigos.
Sabemos que en el policial negro, el crimen es la ley y la ley es el crimen, el fin justifica los medios y ya no se puede defender al Sistema porque es el Sistema quien está infectado. Como parte de eso, la policía en tanto institución, ya es no objeto de confianza (por ponerle un ejemplo actual, el caso Pomar es un paradigma). ¿Cómo se llevaba con eso Meneses?
Debería decirte que la policía en tanto institución nunca fue objeto de confianza. A mediados del 1800 el francés Emilie Gaboriau crea Monsieur Lecocq, un policía que le oculta su profesión incluso a la portera de su edificio, porque no era una profesión digna. También es cierto que en el policial enigma (Conan Doyle, Agatha Christie, etc.) el orden policial, así como el orden social, no se cuestionaba. Ese cuestionamiento lo encontraremos en el policial negro. “Cosecha roja”, de Dashiell Hammett pone al descubierto la corrupción de policías, mafiosos y jueces en los años 30. En cuanto a Meneses, por lo que yo sé, no aparece vinculado a ningún caso de corrupción.
Tres preguntas en una: ¿Por qué la idea de que el protagonista de la novela sea un periodista? ¿Son los periodistas los detectives privados del siglo XXI? ¿No hubo algo de eso ya en Walsh?
Es un periodista porque me resulta muy funcional para presentar a Meneses, pero hay que tener en cuenta que él se limita a contar la historia que le cuenta Erika, una vieja prostituta que asegura haber sido amante del comisario. Y, sobre todo, no hay que olvidar que esa historia puede no ser real sino una fantasía de Erika. Los periodistas bien pueden ser los detectives privados del siglo XXI, aunque si hacemos un poco de memoria descubriremos que también lo fueron de siglos anteriores. El caso Walsh es un buen ejemplo. Recordemos que Daniel Hernández, el héroe de Walsh, no era periodista sino corrector de pruebas, pero el propio Walsh como periodista se convirtió en un formidable detective privado. Sus libros, desde “El caso Satanowsky” hasta “Operación masacre”, son una muestra acabada.
domingo, 13 de diciembre de 2009
Los 16 libros del año
Según La Gaceta (featuring "Una luna")
http://www.lagaceta.com.ar/nota/356511/LA%20GACETA%20Literaria/libros_año.html
http://www.lagaceta.com.ar/nota/356511/LA%20GACETA%20Literaria/libros_año.html
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Bukowski
Diálogo en una biblioteca.
Dos señoras mayores hablan sobre "Mujeres", del gran-viejo-verde-loco Charles:
Señora 1: -Ay, me lo llevé por error. Es terrible...
Señora 2: -Sí. A mí me pasó lo mismo. Mientras lo leía, me tocaba el crucifijo...
Señora 1: -Para mí que consumía drogas, también...
Say no more, Hank!
Dos señoras mayores hablan sobre "Mujeres", del gran-viejo-verde-loco Charles:
Señora 1: -Ay, me lo llevé por error. Es terrible...
Señora 2: -Sí. A mí me pasó lo mismo. Mientras lo leía, me tocaba el crucifijo...
Señora 1: -Para mí que consumía drogas, también...
Say no more, Hank!
martes, 1 de diciembre de 2009
Así de sencillo
Ese es el título del texto que leyó Martín Kohan en la presentación de "Posted by", libro póstumo de Gabriel Báñez. El texto (elocuente, redondo) en este link:
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