martes, 31 de marzo de 2020

Diario de cuarentena (día 10 a 12)



DIA DIEZ

Cuarentena. Aislamiento. Encierro. Reclusión. Si sigue así vamos a terminar en cautiverio.

El que no debe estar preocupado con el aislamiento es el Indio Solari.

Todo empezó en China. Es el regreso de Mao.

Vamos, vamos, aguantemos hasta el 15, que resucitamos todos cuando esta garcha termine en Semana Santa.

Wasap: “no quiero ni saber lo que va a ser tu diario al final de la cuarentena”.
Yo tampoco.

Con Germán estuvimos hablando de Joseph Roth, de Abelardo Castillo y de Juan Forn. ¿Es posible que dos notas, sobre dos autores diferentes, lleven el mismo título? Sí, por supuesto.

DIA ONCE

PDE: Ayer jugué a los autitos con Andrés y Vera en el patio. Volví a tener ocho años.

Las listas de supermercado. Esa forma de conquistar el Asia sin bajarse del caballo.

PDE: Me he acostado a las once, a la una y media, a las tres. En unos días me veo contemplando el amanecer fresquito como una lechuga.

Hoy mi señora esposa salió en auto al supermercado, de vuelta reventó un neumático (no sirve más, no me gusta ese tajo), el auxilio estaba desinflado (está mírame y no me toqués, como nosotros con el aislamiento, suerte que me lo infló el vecino del coronavino), no hay un mango para comprar neumático nuevo. Esto huele a plaga de Egipto. ¡Maldito Flanders!

PDE: Estoy a un paso de convertirme en Charles Manson, Andrei Chikatilo y Edmund Kemper todo en uno.

El arte nos va a salvar. Idea equívoca aquella de que el artista es el marinero que se ahoga en las aguas de la coyuntura. Las transmisiones en vivo de músicos y escritores por redes sociales nos hacen creer en un mundo mejor, aunque en un mañana subsista aquella máxima nietzscheana de que los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.

DIA DOCE

Fatigosa incompatibilidad entre la apología de asesinos seriales y el panegírico a favor del arte en tiempos del Colera19. Esa contradicción, el sello de nuestros días.

PDE: Hemos olvidado completamente de qué se trata levantarse temprano.

Valeria le saca una porción de comida a Vera de su plato.
Vera: “mamá, la comida no se comparte por la enfermedad”.

Ya pasamos por los Redondos, Virus, Charly, Soda. Y volvemos a dos de ellos: cómo el rock nacional (eso que, según Charly, no existe) le cantó a la cuarentena antes de que sucediera: “Atrapado en mi libertad” y “Estoy verde, no me deja salir”.

Vera: “¿sabés que los espejos no hacen ruido?”. Ni Borges puso esa carta sobre la mesa.

Al final John y Yoko tenían razón. Había que quedarse en la cama.


sábado, 28 de marzo de 2020

Diario de cuarentena (día 7 a 9)



DIA SIETE

En el séptimo día (I)
“Y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho” (Génesis 2:2). A ver, maestro, yo vengo descansando hace seis días y no hago ninguna alharaca.

En el séptimo día (II)

Cuando esto termine, si es que termina, al salir a la calle voy a sentir agorafobia.

-Dale, Vera, que te tenés que bañar.
-No. Yo me voy a bañar cuando termine la enfermedad.

Tengo un amigo con Covid19. ¿Eso me hace más famoso?

Andrés: “¡Necesito gritar un gol en vivo!”.

Este bello poema de Neruda leyó anoche Pedro Aznar al finalizar  su recital a través de Facebook Live:

Hoy mi vecino se comió un asado con dos amigos. “¡Coronavino, coronavino!”, gritaba uno.

Hoy hice de maestro de matemáticas, experto en estadísticas, crítico de cine, higienista, doctor, supermercadista y cosquillero oficial. El encierro está potenciando mis cualidades.

“Escucháme, hablamos el mes que viene, que estoy medio hasta las manos de cosas en estos días” dijo nunca nadie en la última semana.

DIA OCHO

La vida se vuelve por momentos tan monótona que hasta escasea el material para este diario.

Nota de Paul Auster (intervenida): “El mundo está en mi cabeza. Mi cuerpo está [no] en el mundo”.

Vemos Robotech (original de 1985) en Netflix: un apocalipsis inminente hacia el final de la primera temporada que se parece bastante a esto, sólo que acá el enemigo no viene del espacio exterior.

Vera juega a que se va en triciclo a Buenos Aires. En cualquier momento le pido que me lleve.

Canción obvia I:

Vera, mirando el cielo: “¡yo quería tener alas para volar!”.

Hace una semana que no uso zapatillas.

Vera salta sola en la cama y dice:
“¡A mí me sale mejor que a vos!”.
Esto se complica: ahora pelea con amigos imaginarios.

Canción obvia II: Charly García tenía razón:

Mi mujer: “¿te acordás cuando pensábamos qué iban a hacer los niños esos quince días entre la colonia y la escuela?”.

Música reggae de fondo, les nenes gritan mientras juegan a la pelota, la perra ladra a un gato que cruza el techo del estudio. Fue hace un rato: el pico máximo de contaminación auditiva de toda la semana.

Compré dos kilos y medio de vacío para dos adultos y dos niñes. Las ganas de que alguien venga a comer un asado.

La cuarentena como reformulación de un axioma: en sus múltiples acciones cotidianas y su proyección ideal a largo plazo, con el deseo como eje, el hombre justifica su existencia para no atender su condición de finitud. Con el encierro, el hombre no sólo comprueba que su angustia existencial persiste y aumenta, sino que además tiene vedada la acción.

DIA NUEVE

Me gustaría preguntarles a nuestros vecinos qué nivel alcanzamos hoy en el vergüenzómetro social.

Como es sábado, me dediqué a cortar el pasto. El lunes no hubiera podido hacerlo.

Paso por el lavadero y oigo una voz colectiva, casi un susurro. Me cuesta identificarla. Lo logro, al fin. Son la cañas, que preguntan: “¿y, cuándo vamo’ a pescá?”.

Después de una breve encuesta entre amigos, se confirma que crece el índice de irascibilidad general.

Monos en las pasarelas de las Cataratas del Iguazú, carpinchos en Nordelta, flamencos en Venecia, cardúmenes en las orillas del Río Paraná. No sé qué es lo que nos llama la atención. La naturaleza está recuperando los espacios que le pertenecen.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Diario de cuarentena (día 4 a 6)



DÍA CUATRO

Idea para un cuento: “Casa tomada”, de Cortázar, al revés: en vez de ir de adentro hacia fuera, los hermanos huyen de afuera hacia adentro. El peligro, lo que acecha, viene desde la calle, el exterior de la casa. Pasan de la habitación al comedor, del comedor a la cocina, de la cocina al patio (su último refugio). Terminan viviendo en estado de naturaleza, lugar que quizá no hubieran debido abandonar.

“Lo que ya sabemos”, “en este momento”, “este tema”, formas del pleonasmo.

La felicidad:
De los que tienen patio frente a los que no
Los que tienen carga rápida de batería frente a los que no
Los que no ven achicarse las paredes frente a los que sí
Los que no tienen hijes frente a los que sí que sí que sí
Los que no se afligen si no anda Netflix junto a los que no saben si el Covid19 sobrevive en las paredes de chapa
Los que saben de qué van a vivir en diciembre frente a los que no saben de qué van a vivir en abril

“El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York”. Teoría del caos. La barca sin pescador, de Alejandro Casona.

PDE: Cené cuatro salchichas y seis aceitunas a las doce y media de la noche. Orden alimenticio descontrolado.

Hoy se pondrá en escena en el hogar la obra para títeres “El viaje de Covid”: un osito de peluche que recorre el mundo (África, Australia, Rusia, México) buscando a su mejor amigo, y vuelve decepcionado para comprobar que él lo estaba esperando en su casa. Con la actuación de una muñeca que tiene impresa la palabra México en su frente, un koala, un león y el Cheburashka. Bastante flojo como alegoría, pero si logro entretener a los pibes media hora me doy por satisfecho. #Quedateencasa

Germán: “Probables éxitos editoriales pos Covid19: ‘Vindicación de la delación’; ‘El alcahuetismo vernáculo. Hacia una praxis sanitaria’; ‘El coronavirus era una fiesta’; ‘El eje hereje. Coronavirus y salidas transitorias. Un análisis de la desmanicomialización’”.

¿Ustedes también califican la cosa al final de la jornada?: “¿Y, cómo estuvo el día de hoy?”.

DÍA CINCO

24 de marzo. Memoria. Verdad. Justicia. Nunca más
30000 desaparecidos presentes, ahora y siempre.

¿Me parece a mí o todas las mañanas huelen a domingo?

Anoche armamos la carpa en el patio. Camping puertas adentro.

Frente al encierro, dos extremos: los libritos estos de Luis María Domínguez o el simio lomo plateado que todos llevamos dentro. En medio, miles de grises.

Camino a la farmacia. Un nene por una ventana:
“¡Pero en cuarentena no se puede hacer nada!”.
Visionario el pibe.

Vera (cuatro años) jugando al hada, revolea la varita mágica y dice: “Abra cadabra, que se termine la cuarentena y la enfermedad”.

¿Son conscientes de la cantidad de veces por día que decimos/escribimos/leemos la palabra cuarentena?

DÍA SEIS

Más éxitos editoriales de los próximos meses:
Auster. Trilogía de Nueva York infectada
Soriano. Ya ni sombra pronto seremos (póstumo)
Chandler. El largo encierro (corregida y aumentada)
Borges. Historia universal de la infección
Caparrós. Los living dead (versión serie de Netflix)
Forn. Aburrirse de noche
Lovecraft. La ciudad sin gente y otros cuentos
Capote. A lavandina fría
Roth. La leyenda del santo bebedor puertas adentro
Mairal. Una noche con Corona Love
Castillo. El que tiene sed y va al súper
Mujica Láinez. Cuarentenada Buenos Aires
Giardinelli. Imposible desequilibrio
Dickens. Almacén de iniquidades
Hemingway. Los asesinos invisibles (coedición con El virus invisible de H. G. Wells)
Toole. La conjura de los necios (dijo la crítica: “reedición sin correcciones porque está rebien escrita”)

Poema:
Recuerdo
con melancolía
los días
en que añoraba
estar al pedo

Habría que armar un cronograma de momentos conflictivos del día producto de la reclusión.  Me aventuro: la media tarde y el anochecer.

Y yo que creía estar mal de la cabeza: el vecino prendió el fuego a las cuatro de la tarde.

domingo, 22 de marzo de 2020

Diario de cuarentena (día 1 a 3)



 DÍA UNO

Siento que vivimos adentro de un cuento de Ray Bradbury.

“Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Escribir, por ejemplo, la calle está hermosa y yo no puedo salir”.
Pablo Neruda.
Veinte poemas de amor y una cuarentena desesperante.

Producto Del Encierro (de aquí en más PDE): pasé de Miles Davis a los Ramones.

Entramos a principio del otoño. ¿En qué estación del año saldremos?

PDE: necesito reparación de uñas. Arañando las paredes.

Hoy por la tarde caminé durante horas por el patio, las manos en la espalda, cual Napoleón, recitando de memoria a Aristóteles. Faltaba el enfermero.

Anoche volví a ver Joker. Es el capitalismo, estúpido.

Esto confirma lo que sospechaba tempranamente: el mundo es un lugar hostil.

PDE:
-¿Esta noche cenamos en el patio?
-Son las 11 de la mañana.

Pongo en riesgo mi vida para cruzar hasta el almacén y comprar agua tónica para el gin. Me voy a volver zapoi.

PDE: Hay que reconocerlo: uno comparte más tiempo con los hijos. Y con el celular.

DÍA DOS

Los grupos de Whatsapp se volvieron una opción más frecuente para ver el mundo que la ventana que da a la calle.

El Covid19 logró lo que no logró el comunismo (pegarle una buena patada en los huevos al capitalismo) y lo que no logró el capitalismo (que nos agotemos del consumo).

Las cuatro clases de Piglia sobre Borges en YouTube (Televisión Pública 2013). Impresionante. Borges une los conceptos de civilización y barbarie. Nosotros, encerrados, también.

PDE: Mi mujer sube y baja las escaleras. Tras el manto de piedad que ella misma se impone, llama a eso una clase de “gimnasia”.

Opción físicamente imposible: ordenar lo ya ordenado.

DÍA TRES

Lo cierto es que ya no vamos a ser los mismos cuando salgamos de esta. (Si es que “salimos”.)

Nos quieren pacientes, canta el Indio en “Todos a los botes!”.

“Claudio, el cuatrero claustrofóbico”
A Claudio, que era claustrofóbico, lo acusaron de cuatrero y cleptómano. Cobarde, no se escudó en protección constitucional cualquiera, y por delincuente lo encarcelaron. Le cupo una pena cuantiosa: no cooperó la buena conducta. Así, sin custodia ni socorro, lo recluyeron para que escarmiente en un oscuro cuarto de cuatro por cuatro. Pura consternación para Claudio, claustrofóbico como era, encontrarse confinado, incomunicado y sin consuelo.

Vivimos la Era del Meme.

¿Quién grita más, los vecinos o nosotros? ¿Quién grita más nosotros o nosotros?

Dichosos aquellos que tenéis patio grande.

PDE: Mi esposa escucha “Antes” de Drexler: “No entiendo cómo podía vivir antes”. Yo no entiendo cómo puedo vivir ahora.

Germán: “Diario de la peste día 3: ¿qué hice el primer y segundo día?”.

Hay que releer La ciudad ausente de Piglia.

PDE: Hay uno que me respondió a un mensaje enviado el 29 de noviembre pasado. El encierro también acerca.