sábado, 28 de julio de 2007
POR H O POR P
A pesar de que fue editado en Argentina hace apenas poco más de un año, “Por orden alfabético. Escritores, editores, amigos” es un libro nada fácil de conseguir. En él, Jorge Herralde (dueño y director de Anagrama, quizás la figura de editor por antonomasia de estos tiempos) compila textos referidos a esas tres categorías, reuniendo textos inéditos o de otros libros propios (“El observatorio editorial”, por ejemplo) en plan homenaje, crónica personal o patchwork. Entre los citados aparecen al menos dos autores argentinos de su preferencia: Alan Pauls (Premio Herralde de Novela por “El pasado”) y Ricardo Piglia, una de las últimas grandes incorporaciones de Anagrama.
Quizás por la condición de volumen personal, del aura consagratoria que exhala “Por orden alfabético...”, es necesario desprenderse de tanta reputación popular e ir a las raíces. Tomar, por ejemplo, “Crónicas de una ciudad. Historia de escritores vinculados a La Plata”, de Ramón Tarruella (Ediciones La Comuna, La Plata, 2002) y ver el capítulo dedicado a Ricardo Piglia (“La búsqueda de la piedad”), donde se hace mención a los orígenes literarios del autor de “Respiración Artificial”
Allí, Piglia “estaba con las primeras lecturas de Arlt”, que desembocarían (entre tantas convergencias posibles) en su primer artículo literario publicado en la revista Tarea. “Un artículo literario escrito por un estudiante de historia para una revista de arquitectos”, escribe Tarruella. Allí se empieza a gestar el Estigma Piglia: la relación entre literatura, sociedad y Estado; las revisiones del siglo XIX; la significantes y resignificadas lecturas de Arlt (recuérdese “Nombre Falso”, reeditado – justamente – por Anagrama, cuento en el cual un tipo pasa de conocer a Arlt a tener un texto suyo).
De la partida de Piglia de La Plata hacia Buenos Aires, de una pieza de pensión sobre Diagonal 80 a la esquina de Rivadavia y Castro Barros no sólo da una buena descripción Tarruella, sino que el mismo Piglia lo hace en “Hotel Almagro”, el texto que abre “Formas breves”.
Por aquellos años, Piglia preparaba su primer libro de relatos, que en algún momento pudo llamarse “Jaulario”, pero terminó adoptando el nombre con el que hoy se conoce, “La Invasión”, editado en 1968 por Editorial Jorge Álvarez, y reeditado también por Anagrama en 2006, con el agregado de algunos nuevos / viejos / desconocidos cuentos.
Según Herralde en “Por orden alfabético...”, “el reproche unánime de sus fans es que escribe poco. O, al menos, que publica poco, o menos de lo que deseamos”. Hacia 2004, Piglia preparaba un libro de ensayos (“El último lector”, editado en 2005) y – de nuevo según Herralde – “una novela, de intenciones ignotas”.
¿Cual será esa novela de la que habla el editor? Es por la que esperan sus fans, ya sin reproches unánimes; la que espera, en Buenos Aires, un inquilino del Hotel Almagro (frente a la confitería Las Violetas) y un inquilino de pensión, a la ventana que da a Diagonal 80, en la ya lejana La Plata.
martes, 24 de julio de 2007
Lectura y homenaje
jueves, 19 de julio de 2007
La tuerca
Me acuerdo que Luisito tenía un perro. Saturno, se llamaba. Le había puesto así porque el picho tenía como unos anillos de pelo en el cogote. Al final, cuando el bar cerró, lo llevaron a un campo. Nunca había visto ni el sol ni el horizonte ni un cacho de pasto. Lo llevaron de noche. Durmió afuera, en la galería. Al otro día, al primer rayo de sol le agarró el ataque. Empezó a aullar como loco. Esa fue la última imagen del Saturno que Luisito tuvo: el perro corriendo camino al sol, ladrando como nunca lo había hecho a toda aquella cantidad junta de luz...
Ah, sí... estábamos en lo del taller, en el porqué del nombre. Mirá, no sé muy bien por qué. Lo de la tuerca es más que obvio, ¿no? Es un taller de autos. Debe haber salido de algún chiste, supongo, de alguna de las reuniones. Las reuniones esas eran espectaculares. Se juntaba una linda barra. Comíamos asados o pollo al disco o un lechoncito todos los jueves. Ya te nombre al Loco Palangana, a Manguera, Luisito... También estaban el Mecha Rizzo, Citroneta, que empezó como cliente, pero se le rompía tanto el 2CV que al final terminó siendo de la barra de tanto ir al taller. Anécdotas de la barra hay un montón.
Me acuerdo de una noche que nos dijeron que abría una boite en Sarandí. Estábamos Palangana, Luisito, Mecha Rizzo, Citroneta, Funes, Valerio (un ilustre desconocido del barrio que se las daba de artista), el Rengo Peza y yo. El Rengo, terco como una mula, quería ir en el Fitito de él. Que nos repartiéramos, que íbamos a ir más cómodos... Lo que no queríamos decirle era que con el Fitito no hacíamos ni seis cuadras. No sabés lo que era ese auto... He visto cascajos en mi vida, pero como ése, nunca. Como que estaba pasado de vueltas, el Rengo, apenas si la mujer lo había dejado ir al asado, lo tenía cortito. Al final decidimos que íbamos todos – los ocho – en el AMI8 de Citroneta, que por una indemnización del laburo se había ido para arriba y había cambiado el 2CV por el AMI. De Burzaco a Sarandí, ocho en un AMI8, todos amontonados y en pedo.
No habíamos hecho la mitad del camino cuando se nos rompió el auto. Hizo un ruido espantoso y se paró. Chau. No se movió más, no hubo forma de hacerlo arrancar. Y ahí quedamos, en pedo, a mitad de camino, de noche y con el auto roto. Nos bajamos. El Rengo puteaba. “Les dije que teníamos que venir en el Fitito”, repetía, pesado como es. Abrimos el capó: no se veía nada, estábamos en una avenida con bulevar y una luz cada cien metros. No teníamos linterna. Luisito dijo: “Yo sacrifico el saco y me meto abajo a ver qué pasa”. Lo paramos, no fuera cosa que el AMI arrancara y después no pudiera entrar a la boite por no llevar saco.
La cosa es que había pasado media hora y no sabíamos qué carajo le pasaba al auto. Lo peor es que dos de nosotros éramos mecánicos, pero como estábamos tan borrachos no le queríamos meter mano al AMI. Estábamos ahí, viendo qué hacer, cuando de la nada aparece un auto y se para al lado nuestro. “Listo. Nos salvamos”. Era un Opel. Opel K180. La puerta tardó en abrirse. La sorpresa que nos llevamos cuando bajó la mina. Estaba muy linda: pelo castaño oscuro, rulos, nariz redonda, ojos oscuros, piel de almidón. Estaba para el crimen, la morocha. Nos quedamos patitiesos. Nadie hablaba. “¿Qué les pasó, muchachos?” dijo ella. Tenía voz de alfombra. Suavecita.
Ahí se nos pasó el pedo de repente. No sé quién dijo algo primero; “se rompió” o “no sabemos qué es” o algo por el estilo. “¿Quieren que los lleve?” dijo ella, y lo miró al Citroneta. Para mí que sonrió: la verdad, no sé si sonrió o me lo imagino ahora, pero que lo miró al Citroneta, seguro. Él como si nada, como en otra cosa. “Hola, Roberto, ¿cómo estás, tanto tiempo?”, siguió ella, siempre mirándolo al Citroneta. Roberto es el nombre de Citroneta, te digo para que te ubiques. “Bien”, dijo él. “Medio en pedo, nomás. Y con el auto roto. ¿Por?”. Nosotros nos mirábamos y no entendíamos nada. ¿Cómo sabía la mina el nombre de Citroneta? ¿De dónde lo conocía? En un momento, Luisito se me acercó y me dijo al oído “ahora se va con la mina y quedamos todos en banda, vas a ver...”. “Bien”, repitió Citroneta, como tratando de orientarse. Hasta que la mina se dio cuenta de algo y le preguntó: “¿No te acordás de mí?”. El Citroneta dudo, ojeó el auto, la volvió a mirar y dijo, lapidario: “No”. Ella, con una sonrisa un poco fingida, obligada, le repitió “¿Así que no te acordás de mí?”. “No”. Se hizo un silencio más pesado que mil rulemanes. Nosotros no dijimos nada. ¿Qué íbamos a decir? La mina dio la vuelta al Opel, dijo “chau, muchachos”, subió, arrancó y se fue.
Quedamos todos como estatuas, mirándolo al Citroneta. “¿Quién era?”, dijo el Rengo Peza, con los ojos desorbitados. “No sé”. “¿Cómo no vas a saber, boludo? ¡¿Viste lo que es ese camión?! “No sé quién es, qué querés que haga”. “¿Pero dónde vivís, pedazo de salame, adentro una pajarera? ¿Viste cómo te miraba? ¡Hasta tu nombre sabía!...”. Ahí hubo que frenarlo al Rengo. Luisito y Manguera se lo llevaron a la vereda y Palangana, Citroneta y yo nos quedamos decidiendo a ver qué hacíamos. Al final llamamos un remolque. Yo tengo un montón de amigos en el rubro.
En el camino le seguimos preguntando a Citroneta por la mina. Y no se acordaba, no era bolazo. Nunca se lo quise decir a Citroneta porque no soy sicólogo, pero para mí que en algún momento de su vida él estuvo enamorado de esa morocha... En algún momento, hace mucho tiempo, no se cuánto... Y para mí que Citroneta estuvo tan enamorado de ella, y le dolió tanto haberla perdido, que hizo tanta fuerza para olvidarse de ella que al final lo logró: la olvidó de verdad. Esa es mi teoría.
Sí. Ya sé. Lo del taller. Por qué se llamaba La Tuerca Loca o en Recuperación. Vamos a hacer una cosa. Esa te la dejo para la próxima. Imaginatelo. Por ahí lo adivinás. No es muy difícil.
miércoles, 18 de julio de 2007
Himno
con las tremendas orejas
que se asombraban las viejas
de tan solo verte y verte.
Estabas siempre de frente
en la puerta del cementerio
pidiendo monedas muy serio
a un paso de la muerte.
Allí se quedan honores,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Chato Flores.
lunes, 16 de julio de 2007
La Revolución Chatista
Ya fundamos la “Península Carbonel”, denominamos “Arroyo Bonita” al curso de agua que desemboca en el Río entre Salto y La Invencible, y llamamos “Paraje del Pato Liberado” al lugar exacto de una gesta animal... ¡Vamos por más!
¡Larga Vida al Arroyo Saladillo Chico!
¡Larga Vida al FreChaFlo!
viernes, 13 de julio de 2007
FreChaFlo
ENVÍO INTERNO Nº 1
Emisor: Cúpula del FreChaFlo.
Destino: Departamento Creativo y Depto de Diseño.
Secretaría de Comunicaciones
Sector: Dirección de Organización de Eventos al Aire Libre.
De la Secretaría que presido.
Tema: Identificaciones.
Acciones a llevar a cabo: creación de Logo y Lema de la Agrupación.
¡Larga Vida al FreChaFlo!
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ENVÍO INTERNO Nº 2
Emisor: Terraza del FreChaFlo
Departamento Creativo y Departamento de Diseño. Secretaría de Comunicaciones.
Destino: Dirección de Organización de Eventos al Aire Libre.
Secretaría de Logística
Tema: Identificaciones - Propuestas
Acciones a llevar a cabo: creación de Logo y Lema de la Agrupación.
Carácter de la comunicación : ultrasecreto y ultraurgente
Propuesta de Lema - I
Seremos chatos como la llanura
pero como la primavera, los llenaremos de flores
Propuesta de Lema - II
Podrán cortar todas las Flores
pero nunca detener al Chato
Propuesta de Lema - III
Podremos perder al Chato pero jamás a las Flores
Propuesta de Lema - IV
¡Chatos Flores del mundo, uníos!
¡Queremos que vuelva la Fiesta de la Polenta!
Propuesta de Lema - V
De la Península Carbonel al mundo.
Propuesta de Lema - VI
En toda realidad que se nos da como tal
hay por su naturaleza algo inefable, incognoscible
Propuesta de Logo
Se adjunta propuesta de logo pop-naif, a saber:
* propuesta de logo en color
* propuesta de logo en blanco y negro
* facsímiles de los bocetos realizados a mano alzada (alzada como las tropas)
* Adjunto foto del momento preciso de la toma de la península por parte del FreChaFlo.
¡Larga Vida al FreChaFlo!
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FUTURAS ACCIONES DEL FRECHAFLO
El Comandante, en diálogo con el Secretario de Logística, ha propuesto las siguientes acciones de cara a una lucha ecológica firme en la ciudad base del Frente:
1- Carteles que digan: “Acá se contamina el ambiente” (en Nuestro Salto de Agua) “Industrias Alimenticias Salto contamina el ambiente” (frente al feed-lot) “En Salto se contamina el ambiente” (frente a la casa del ex Intendente Alessandro, quien su ultimo día de gobierno autorizó la instalación del fedd-lot).
2- Diagramar la campaña (Logística y Comunicación); escribir un manifiesto (Logística y Comunicación); adjuntarle el logo y emitirlo vía mail (Logística y Comunicación). Crear un correo tipo frechaflo@yahoo.com.ar (Logística y Comunicación).
3- Pintar los carteles.
4- Crear un reservorio de peces.
5- Declarar Patrimonio de la Humanidad Frechaflense y Sitio Histórico la barranca donde se creará el FreChaFlo, ya siete años atrás.
¡Larga Vida al FreChaFlo!
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7 AÑOS
El pasado 12 de Julio se cumplieron 7 años de la muerte de nuestro padrecito santo. La Secretaría de Comunicaciones emitió el siguiente comunicado a modo de rememoración:
“Un día triste para el pueblo revolucionario. Que Dios lo tenga en su gloria... y no lo deje bajar”.
Además:
Ya tenemos página web: http://www.frechaflo.com.ar (nos rechazaron el .org.ar)
Escríbannos: info@frechaflo.com.ar
¡Larga Vida al FreChaFlo!
La vida por Chato
Con las cañas de pescar y las armas en la mano
miércoles, 11 de julio de 2007
Del calor al frío...
martes, 10 de julio de 2007
Sara Goza
Rubens Flu Fly dijo:
“Creo que te voy a mandar un par de fotos de Cuba para que las insertes en tu blog, a modo de relajación. Y ahora a lo mío: un inculto como yo se tiene que dedicar al pelotón: suerte teneis con la lesión de Crespo, ahora juega Milito. Todavía hay esperanzas de que Saviola juegue en mi equipo (¿o se va al Real?). Su hermano es casi jugador del Barca. Súper equipo el Barca del año que viene. Viendo a Brasil, si no ganáis la copa América dedicaos al waterpolo. ¿Porque no juega en Europa Román así de bien?”.
martes, 3 de julio de 2007
Volver con la frente bien alta...
El pie de un hombre
El pie de un hombre
se mueve
bajo una sábana,
marcando el song
del tic tac
de un reloj el hombre
con su boca.
El hombre respira
con un suspiro
y el pié
se detiene.
EPG CONFUNDE
Surgió un problema: EPG iba a traer inconvenientes. A la corta o a la larga, eso iba a suceder. Veamos. Todo proceso de crecimiento y consolidación acarrea indefectiblemente algún trauma. Eso es lo que le sucede al ya consolidado Poeta de la Gacetilla, al que le confunden la sigla que lo identifica con algunas otras abreviaturas (de instituciones, agrupaciones, oenegéces y hasta clubes de barrio) tan divulgadas pero no tan famosas como la suya, a saber:
Escasos Pelos Grasientos
Entrada Para Gordos
Es Poco Gracioso
Éramos Puro Garrón
Entusiasmo Púber Garantizado
Echame Poco Guindado
Engrampados Por Giles
Ernesto Pueyrredón, Gastroenterólogo
Soriano a voces
Eso de que a veces hace falta que alguien se muera para hacerlo más grandes de lo que fue en vida, suena tan tirado de los pelos como tantas teorías que revolotean alrededor. Con el Gordo Soriano no hubo diferencias. Fue un grande en vida y lo seguirá siendo en las páginas publicadas y en las que no. La marca de un tipo que fue de los libros a los diarios y de los diarios a los libros.
Acosado y acusado por un sector “elitista”, academicista de la producción narrativa argentina, los ecos de esa condición de marginal de Soriano salpicaron hasta este año. En enero, al cumplirse los 20 años de su muerte, Radar publicó un suplemento especial desde donde se le rendía homenaje y memoria. Acusaciones fueron, acusaciones volvieron, Saccomanno y Bayer de un lado y Sarlo del otro prendieron una mecha que se apagó a los dos meses; si es que se apagó.
Ahora, vayamos de los diarios a los libros. Si bien – litigios de por medio – las reediciones de las novelas de Soriano no llegan a las librerías, de a poco nos vamos conformando con poco. Aunque decir “poco” es tan bruto y arbitrario como tantas teorías que revolotean alrededor.
El domingo 27 de mayo, Página 12 editó el libro “Llamada internacional”, una recopilación de las contratapas (de las últimas páginas) de Página 12, publicadas por el Gordo entre junio del ’91 y julio del 96. ¿De qué hablan? De qué van a hablar. De política, de literatura. Chorrean menemismo, esas páginas. Del peor. Si es que hubo algo de eso que no fuera peor. Y están escritas (valer resaltarlo, una vez más) por el Mejor Dialoguista de la literatura argentina. Sólo en formato diálogo; tan preciso y punzante y estertóreo que hay que tener memoria de riel para memorizar la tira de ironías. Como comenta Juan Forn en el Prólogo – “Llorar de risa” – lo “del interlocutor extranjero le gusta, y el de ponerlo a dialogar con él le resulta tan efectivo que empieza a no hacerle falta introducción”.
“Llamada internacional” es un libro que hace falta leer (leernos) para comprender (nos) nuestra historia como argentinos en los últimos 15 años. ¿Suena a mucho? Como dice Juan Forn en el Prólogo: “Compruébenlo, si no”.