-¿Cómo fue pensar “El aprendiz”, desde la escritura, basado en el 25 de mayo de 1810?
Fue un desafío, porque yo nunca había encarado una novela a partir de un pedido (escribir algo relacionado con 1810, en este caso) y porque no quería caer en hacer un relato teñido de didactismo histórico. No quería que el contexto tapara al argumento. Así que corregí mucho, hasta hacer prácticamente dos versiones, pues la primera era demasiada Historia, demasiada divulgación, que tapaba la historia de Nino, su aprendizaje y su amor. Aprendí bastante, con esta construcción, y no sólo de Historia.
-¿Qué importancia te parece que tiene el 25 de mayo de 1810 en los vaivenes de nuestra historia como patria?
Sin duda creo que tiene una importancia capital: es el hecho fundacional de nuestra historia. Pudo ser mejor, pudo concretarse en una revolución mucho más radical, pero aún con los defectos que tuvo, incluso como fundación o establecimiento de algunas de las penas más grandes de nuestra historia, como la separación de Buenos Aires y el interior, las luchas intestinas, los intereses sectarios imponiéndose sobre los generales, aún así, fue importantísima. Es el mojón de nuestra historia, el antes y el después. Y tuvo influencia en toda América, no es poca cosa, todo lo contrario. Además lanzó a la escena a algunos de los hombres más grandes, más desinteresados y altruistas que tuvimos, como Moreno, Castelli o Belgrano.
- Para Mario editor: ¿cómo es pensar un libro con esa temática desde el rol de editor? (en relación a la edición de “El Furo”).
Es parecido a lo que me pasa como escritor. En Amauta le encargamos a Emilio Saad, novelista que se ha destacado en la narrativa histórica y del que sabíamos de su conocimiento de la Historia, que hiciera una novela en el contexto de 1810. Y Emilio se despachó con una historia enmarcada en la revolución de Mayo pero que además contaba un hecho fantástico, y una historia de amor. Sobrepasó nuestras expectativas, y nos quitó en gran parte una duda: si el libro seguiría vigente después de los festejos del Bicentenario. Estamos seguros de que sí.
-Explicame en unas pocas líneas el tema de las adopciones de libros en escuelas. Y qué plus le pone a esto el Bicentenario.
La Literatura infantil y juvenil se vende mayoritariamente en las escuelas, luego de que los maestros y profesores "adoptan" un determinado libro, es decir, piden a su grado o curso que cada uno de los alumnos compre el título elegido, para ser leído y en general trabajado en clase. (Digo en general trabajado, porque algunos docentes prefieren elegirlo solo por la lectura: se habla de los libros, se comparte la lectura pero no se trabaja en el sentido clásico). Estas adopciones son alentadas por las editoriales con el trabajo de promoción, con el ofrecimiento de guías didácticas, narraciones, visitas de autor. En síntesis, las editoriales saben que la escuela es su gran aliada para la difusión de sus libros: por librería, por impulso, las compras son muchísimo menores, no sostendrían las ediciones. En cuanto al Bicentenario, que es tema de todo el país, sin duda tiene peso en la educación, y la mayoría de las editoriales han salido a dar una respuesta, ofreciendo título s que desde lo literario tocan el tema de la revolución. Seguramente se venderán muchos, la duda es que pasará luego. Como dije en la respuesta anterior, las novelas, obras de teatro y cuentos que excedan la mera efemérides son las que sobrevivirán.
lunes, 17 de mayo de 2010
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2 comentarios:
Me ayudo mucho gracias
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