Si hay algo insoportable en el mundillo literario (buena parte del mundillo literario lo es en sí y para sí) son los editores/correctores. Dos en uno. Wash and go (lavar e irse). Tienen el bagaje universitario como única ley. Se olvidan de que grandes escritores hicieron historia haciendo pedazos el lenguaje, derrumbándolo primero y reconstruyéndolo después, a su gusto y contento, para refundar idiomas que están siempre a punto de volverse obsoletos en su propia historia.
Unas míseras correcciones en un cuento de medio pelo (de un cuarto, te diría) me dispararon este tipo de ideas. Si Gombrowicz dijo, en un café porteño, rodeado de contertulios y desconocidos, “destruyan a Borges”, yo le diría a esta gente: “¿leyeron a Borges? ¿A Cortázar? ¿A Girondo?”.
Me enojé. ¿Se nota?
lunes, 9 de marzo de 2009
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