Siento que vivimos adentro de un cuento de Ray Bradbury.
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Escribir, por ejemplo, la calle está hermosa y yo no puedo
salir”.
Pablo Neruda.
Veinte poemas de amor
y una cuarentena desesperante.
Producto Del Encierro (de aquí en más PDE): pasé de Miles Davis
a los Ramones.
Entramos a principio del otoño. ¿En qué estación del año
saldremos?
PDE: necesito reparación de uñas. Arañando las paredes.
Hoy por la tarde caminé durante horas por el patio, las
manos en la espalda, cual Napoleón, recitando de memoria a Aristóteles. Faltaba
el enfermero.
Anoche volví a ver Joker. Es el capitalismo, estúpido.
Esto confirma lo que sospechaba tempranamente: el mundo es
un lugar hostil.
PDE:
-¿Esta noche cenamos en el patio?
-Son las 11 de la mañana.
Pongo en riesgo mi vida para cruzar hasta el almacén y
comprar agua tónica para el gin. Me voy a volver zapoi.
PDE: Hay que reconocerlo: uno comparte más tiempo con los
hijos. Y con el celular.
DÍA DOS
Los grupos de Whatsapp se volvieron una opción más frecuente
para ver el mundo que la ventana que da a la calle.
El Covid19 logró lo que no logró el comunismo (pegarle una
buena patada en los huevos al capitalismo) y lo que no logró el capitalismo
(que nos agotemos del consumo).
Las cuatro clases de Piglia sobre Borges en YouTube
(Televisión Pública 2013). Impresionante. Borges une los conceptos de civilización
y barbarie. Nosotros, encerrados, también.
PDE: Mi mujer sube y baja las escaleras. Tras el manto de
piedad que ella misma se impone, llama a eso una clase de “gimnasia”.
Opción físicamente imposible: ordenar lo ya ordenado.
DÍA TRES
Lo cierto es que ya no vamos a ser los mismos cuando
salgamos de esta. (Si es que “salimos”.)
Nos quieren pacientes, canta el Indio en “Todos a los
botes!”.
“Claudio, el cuatrero claustrofóbico”
A Claudio, que era claustrofóbico, lo acusaron de cuatrero y
cleptómano. Cobarde, no se escudó en protección constitucional cualquiera, y
por delincuente lo encarcelaron. Le cupo una pena cuantiosa: no cooperó la
buena conducta. Así, sin custodia ni socorro, lo recluyeron para que
escarmiente en un oscuro cuarto de cuatro por cuatro. Pura consternación para
Claudio, claustrofóbico como era, encontrarse confinado, incomunicado y sin
consuelo.
Vivimos la Era del Meme.
¿Quién grita más, los vecinos o nosotros? ¿Quién grita más nosotros
o nosotros?
Dichosos aquellos que tenéis patio grande.
PDE: Mi esposa escucha “Antes” de Drexler: “No entiendo cómo
podía vivir antes”. Yo no entiendo cómo puedo vivir ahora.
Germán: “Diario de la peste día 3: ¿qué hice el primer y
segundo día?”.
Hay que releer La
ciudad ausente de Piglia.
PDE: Hay uno que me respondió a un mensaje enviado el 29 de
noviembre pasado. El encierro también acerca.
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