martes, 3 de julio de 2007

Volver con la frente bien alta...

En base a lo expresado por mi querido amigo Fede go to the bonfire, he decidido armar esta entrada (papitas, chizitos, unos canapés, vino blanco), la primera de julio, a la manera del antiguo ñusleter epegiano: poema + humor + artículo + relato. Los versos son antiguos (ya no escribo poesía); "epg confunde" lo hizo mi amigo Nico Lini, two years ago; "Soriano a voces" me salió hace poco, en eterno homenaje al Gordo eterno; iba a agregar un relato breve, "La llave", pero ya lo publiqué como veinte veces en diferentes lugares... ¡A manjar!

El pie de un hombre

El pie de un hombre
se mueve
bajo una sábana,
marcando el song
del tic tac
de un reloj el hombre
con su boca.
El hombre respira
con un suspiro
y el pié
se detiene.


EPG CONFUNDE

Surgió un problema: EPG iba a traer inconvenientes. A la corta o a la larga, eso iba a suceder. Veamos. Todo proceso de crecimiento y consolidación acarrea indefectiblemente algún trauma. Eso es lo que le sucede al ya consolidado Poeta de la Gacetilla, al que le confunden la sigla que lo identifica con algunas otras abreviaturas (de instituciones, agrupaciones, oenegéces y hasta clubes de barrio) tan divulgadas pero no tan famosas como la suya, a saber:

Escasos Pelos Grasientos
Entrada Para Gordos
Es Poco Gracioso
Éramos Puro Garrón
Entusiasmo Púber Garantizado
Echame Poco Guindado
Engrampados Por Giles
Ernesto Pueyrredón, Gastroenterólogo


Soriano a voces

Eso de que a veces hace falta que alguien se muera para hacerlo más grandes de lo que fue en vida, suena tan tirado de los pelos como tantas teorías que revolotean alrededor. Con el Gordo Soriano no hubo diferencias. Fue un grande en vida y lo seguirá siendo en las páginas publicadas y en las que no. La marca de un tipo que fue de los libros a los diarios y de los diarios a los libros.

Acosado y acusado por un sector “elitista”, academicista de la producción narrativa argentina, los ecos de esa condición de marginal de Soriano salpicaron hasta este año. En enero, al cumplirse los 20 años de su muerte, Radar publicó un suplemento especial desde donde se le rendía homenaje y memoria. Acusaciones fueron, acusaciones volvieron, Saccomanno y Bayer de un lado y Sarlo del otro prendieron una mecha que se apagó a los dos meses; si es que se apagó.

Ahora, vayamos de los diarios a los libros. Si bien – litigios de por medio – las reediciones de las novelas de Soriano no llegan a las librerías, de a poco nos vamos conformando con poco. Aunque decir “poco” es tan bruto y arbitrario como tantas teorías que revolotean alrededor.

El domingo 27 de mayo, Página 12 editó el libro “Llamada internacional”, una recopilación de las contratapas (de las últimas páginas) de Página 12, publicadas por el Gordo entre junio del ’91 y julio del 96. ¿De qué hablan? De qué van a hablar. De política, de literatura. Chorrean menemismo, esas páginas. Del peor. Si es que hubo algo de eso que no fuera peor. Y están escritas (valer resaltarlo, una vez más) por el Mejor Dialoguista de la literatura argentina. Sólo en formato diálogo; tan preciso y punzante y estertóreo que hay que tener memoria de riel para memorizar la tira de ironías. Como comenta Juan Forn en el Prólogo – “Llorar de risa” – lo “del interlocutor extranjero le gusta, y el de ponerlo a dialogar con él le resulta tan efectivo que empieza a no hacerle falta introducción”.

“Llamada internacional” es un libro que hace falta leer (leernos) para comprender (nos) nuestra historia como argentinos en los últimos 15 años. ¿Suena a mucho? Como dice Juan Forn en el Prólogo: “Compruébenlo, si no”.

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