lunes, 27 de octubre de 2008

Gugl



Antes, los escritores, cuando dudábamos, la imagen oficial de la incerteza era la página en blanco. Esa versión, casi romántica, derivó en la praxis de la sensación misma: se escribieron novelas acerca de la imposibilidad de escribir.

Luego devino el Word y sus herramientas básicas, pero el fondo de pantalla seguía con el blanco, conservando la pureza del martirio. Hoy también, aunque pavimentándolo con las ya consabidas siete letras: primera y cuarta del mismo color; también segunda y sexta.

Google (“Gugl”, para nosotros, que venimos de los diaguitas) es nuestra imagen oficial, la saturación de la pureza, la verdad contemporánea del conocimiento: la necesidad, la búsqueda fácil -un sopapo a la vez que caricia- de las ideas.

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