Escribe Juan Andrade en "Oscar Masotta. Una leyenda en el cruce de los saberes" :
A comienzos de 1967, Masotta volvió a Nueva York. En esta ocasión, fue Jacoby quien lo acompañó en esta segunda excusión por una de las capitales más activas del mundo cultural. Evoca el artista: “nos quedamos varios meses metiéndonos en todo, desde el nacimiento del hippismo hasta John Cage o Le Monte Young. Íbamos todas las noches al Kansas City y escuchábamos a Las Supremes” . Una de esas noches de bohemia en la que compartieron la mesa de un club con artistas y músicos de distintas procedencias, Masotta terminó sentado al lado de Nico, la cantante que acababa de grabar un disco junto a la mítica banda Velvet Underground.
Producido por Andy Warhol, The Velvet Underground & Nico acababa de ser editado en marzo del ’67. La carátula con la banana firmada por Warhol y sus canciones son clásicos del rock de todos los tiempos. Y ahí estaba Masotta aquella noche, tratando de entablar un diálogo con la bella rubia que también trabajaba como modelo y actriz, entre el volumen elevado de la música y las exclamaciones que condimentaban una conversación grupal en varios idiomas. Escuchó con interés el entusiasmo con el que Nico hablaba de las flamantes canciones que había tenido el honor de registrar junto a Lou Reed. Y, a su turno, seguramente mencionó sus estudios sobre el arte pop, que tenían al padrino artístico de Velvet Underground entre sus principales exponentes.
La comunicación entre ambos tuvo la fluidez que se produce cuando dos personas que se acaban de conocer descubren un interés mutuo. Pero las barreras idiomáticas y una incipiente sordera le jugaron una mala pasada. Aunque no era un problema grave, las dificultades de audición que padecía Masotta eran de dominio público. Sus amigos más cercanos, de hecho, en algunas ocasiones hacían bromas al respecto. En definitiva, cuenta Jacoby, entre la chica de la Factoría warholiana y el argentino se produjo un malentendido: “Al llegar a la casa de Cairol donde vivíamos, Masotta me dice ‘qué tipa bárbara, vos sabés qué quiere decir your play or my play’. Y ahí se quiso matar, porque entre que era sordo y el ruido que había, no había entendido que lo había invitado a irse juntos preguntándole your place or my place?’”.
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