–Fue un viaje pensado desde el principio como relato, como libro.
–¿Por qué la India, por qué Sai Baba?
–La India porque llevaba muchos años deseándola, y cuando descubrí que había empresas que estaban más o menos dispuestas a pagarme para que fuera a ciertos sitios y lo contara, no se me ocurrió ninguno que me atrayera más que ese subcontinente lleno de ambigüedades, de distancia, de malos entendidos. Y Sai Baba porque la creencia es algo que siempre me interesó particularmente y, en ese caso, se trataba de un señor que decía que era dios y miles de señores y señoras que se lo creían. Era una oportunidad única para ver la religión en acto.
–¿Cómo ves la fe, la fe en sí y la fe en Baba?
–La fe fue, te habría dicho hace un par de décadas, y me habría equivocado. Después de tanto hablar de la caída de los dioses y la disolución de las religiones, vivimos en un mundo donde buena parte de los conflictos tiene origen religioso. Con lo cual la fe mantiene su utilidad: sigue sirviendo para dividir, para hacerte creer que sos mejor que el otro, y para sacarte el miedo horrible de una vida que no tiene demasiado sentido y que encima es demasiado corta.
–¿Qué te decidió a reeditar el libro casi veinte años después de la primera edición?
–En realidad Dios mío sale como parte de un plan más general en que Planeta y Seix Barral van a reeditar siete u ocho libros míos, incluyendo a Bingo! –que ya salió–, El tercer cuerpo, La noche anterior, La guerra moderna, Extinción y alguno más.
–Sai Baba muere justo en la semana en que se reedita tu libro. ¿Te ha merecido alguna reflexión esto?
–Sí: que hay gente capaz de cualquier cosa por un poco de prensa.
–¿Por qué la India, por qué Sai Baba?
–La India porque llevaba muchos años deseándola, y cuando descubrí que había empresas que estaban más o menos dispuestas a pagarme para que fuera a ciertos sitios y lo contara, no se me ocurrió ninguno que me atrayera más que ese subcontinente lleno de ambigüedades, de distancia, de malos entendidos. Y Sai Baba porque la creencia es algo que siempre me interesó particularmente y, en ese caso, se trataba de un señor que decía que era dios y miles de señores y señoras que se lo creían. Era una oportunidad única para ver la religión en acto.
–¿Cómo ves la fe, la fe en sí y la fe en Baba?
–La fe fue, te habría dicho hace un par de décadas, y me habría equivocado. Después de tanto hablar de la caída de los dioses y la disolución de las religiones, vivimos en un mundo donde buena parte de los conflictos tiene origen religioso. Con lo cual la fe mantiene su utilidad: sigue sirviendo para dividir, para hacerte creer que sos mejor que el otro, y para sacarte el miedo horrible de una vida que no tiene demasiado sentido y que encima es demasiado corta.
–¿Qué te decidió a reeditar el libro casi veinte años después de la primera edición?
–En realidad Dios mío sale como parte de un plan más general en que Planeta y Seix Barral van a reeditar siete u ocho libros míos, incluyendo a Bingo! –que ya salió–, El tercer cuerpo, La noche anterior, La guerra moderna, Extinción y alguno más.
–Sai Baba muere justo en la semana en que se reedita tu libro. ¿Te ha merecido alguna reflexión esto?
–Sí: que hay gente capaz de cualquier cosa por un poco de prensa.
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