domingo, 29 de mayo de 2016

Bicentenario 2016: María Fernanda Maquieira


¿Cómo se pensó la colección y cuál fue el proceso?

En Santillana tenemos un proyecto que se inició en 2010 y llega hasta 2016 para celebrar el bicentenario de todo el proceso histórico de la revolución de mayo a la independencia de nuestro país.Trabajamos con un equipo interdisciplinario de editores, historiadores y escritores para pensar una propuesta que fuera atractiva para los chicos, que tuviera rigor histórico pero cuyo eje central estuviera en lo literario. Este proyecto está garantizado por una editorial que reúne calidad literaria y solidez académica. De esa manera, surgieron obras de ficción que tienen como marco los acontecimientos históricos.

¿Cómo se seleccionó a los autores? ¿Fueron obras a pedido o entregadas anteriormente?

Los autores son de primera línea, consagrados en la LIJ, y que tienen otras obras en nuestro catálogo, como Silvia Schujer, Ricardo Mariño, Ana María Shua, María Inés Falconi, Adela Basch, entre otros, con quienes trabajamos desde hace muchos años.

¿Y las edades y el género literario a abordar?

Para celebrar la Independencia de 1816, proponemos cuatro libros que pueden ser leídos por chicos de 7 a 12 años, y que, a través de personajes y aventuras escritos por los mejores autores, acercan a los lectores aquellos sucesos que, hace doscientos años, llevaron a la independencia de nuestra Nación.
Hay diversos géneros: cuentos, novelas, obras de teatro, algunas sagas, y también variedad de estilos, tipologías y temáticas: aventura, viajes en el tiempo, fantasía, romance, humor, etc.

¿Cómo se hace para “llevar a los chicos a 1816”, un lugar fundacional y necesario de la historia argentina, desde la literatura?

Trabajar los procesos históricos desde la literatura permite recrear el clima de la época, reviviendo los momentos de tensión, ansiedad, temor o alegría de los protagonistas. Desde ese punto de vista, abordar el tema a partir de textos literarios facilitará un acercamiento a los protagonistas desde un costado más humano, abriendo a los chicos un espacio para animarse a imaginar los sentimientos de aquellos que participaron de esos momentos que recordamos como hechos articulares de la construcción de nuestra patria.

Este tipo de ediciones, ¿soportan el paso del tiempo y se sostienen en la venta? ¿Las editoriales promocionan especialmente esos títulos?

A través de la literatura cobran vida las microhistorias que, como pequeñas piezas de un gran rompecabezas, van construyendo la historia narrada en los grandes relatos. Los textos que se brindan en esta propuesta son textos literarios que merecen ser abordados desde el placer de descubrir los mundos que la literatura ofrece. Pero también son disparadores para iniciar una reconstrucción del pasado a través de la investigación de los hechos históricos. Son libros que se sostienen en el tiempo y forman parte del catálogo vivo de nuestra editorial. Para decirlo en términos numéricos, de los libros editados para el bicentenario de 1810, hemos vendido a lo largo de 5 años más de 300.000 ejemplares. Significa que para nosotros no es una movida esporádica ni oportunismo a partir de una efeméride: los libros son buenos, gustan, se leen y se siguen leyendo.

Este tipo de movimientos editoriales ligados a circunstancias históricas, ¿fomentan y amplían la posibilidad de que los autores visiten las escuelas para trabajar los textos en clase con los niños?

Por supuesto que las visitas de autores a colegios son una actividad enriquecedora y estimulante, y muchos de ellos lo hacen. Pero no debería ser la condición para seleccionar y leer una buena obra literaria en clase: el libro se debería sostener por sí solo.


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