viernes, 3 de abril de 2020

Diario de cuarentena (día 13 a 15)



DÍA TRECE

Trece. ¿Qué te parece?

La sobrecarga de información a la que nos exponemos (redes sociales, plataformas, webs, bla, bla, bla) hace que nos sintamos impelidos a consumir, como si el mundo fuera a terminarse con la mismísima cuarentena. ¿Arte, cultura, entretenimiento, pasatiempo? Supongamos que sí. Pero la idea de consumo, de obligatoriedad, sigue estando ahí. Absorber. “Matar el tiempo”. Presenciar en vez de producir. Lo dijo bien Germán: hagamos Ecología de Información.

Si en medio de esta maraña de contenidos toda la música del mundo se acabase y hubiera que salvar sólo tres ejemplares, ya tengo dos: Kind of blue y Dark side of the moon.

Me encantaría ser psicoanalista. Ya estaría dando turnos.

¡Necesito andar en bicicletaaaaaaaaaaaa!

Marche un asesor canino, cómo se lo explico, si ella se llama Esca porque Esca-llejera.

Antes de bañarme, bailé en el comedor envuelto en una toalla.
Libertad suprema y muerte de la estética.

Otro aporte de Germán:
“En la primavera de 1937, paseando por el parque del hospital psiquiátrico de Sibiu, en Transilvania, fui abordado por un «huésped». Intercambiamos algunas palabras y luego le dije: «Se está bien aquí». «Es cierto. Merece la pena estar loco», me respondió. «Pero está usted, a pesar de todo, en una especie de prisión.» «Si usted quiere, pero aquí se vive sin la menor preocupación. Además, la guerra se acerca, usted lo sabe tan bien como yo, y este lugar es seguro. No se nos moviliza y no se bombardea un manicomio. Si yo fuera usted, me haría internar inmediatamente.» Turbado y maravillado, le dejé e intenté informarme sobre él. Se me aseguró que estaba realmente loco. Loco o no, nunca nadie me ha dado un consejo más razonable”.
Emil Cioran, Ese maldito yo.

DÍA CATORCE

Hoy rompí marcas: me levanté 9 y media.

Estoy a punto de hacer un gráfico de barras con los niveles auditivos de las exclamaciones hogareñas.

Andrés canta “Perón, Perón, que grande sos”. Temo preguntarle el origen de su desenfrenada cantata.

Han empezado a caer las hojas de los árboles, el sol se atenúa, el otoño nos encuentra encerrados. ¿La melancolía se impulsará con esta clausura obligatoria, o la misma reclusión la tapará y hará que apenas la intuyamos?

Hacer un listado de cosas a emprender en el día. Lo que antes era un orden a priori se ha convertido en una tabla salvavidas.

Una banda de rock que se llame Los Carteros y haga covers de Soda Stéreo. Al final de cada recital, el cantante agradece a su público: ¡Gracias... postales!

DÍA QUINCE

Algunas consideraciones de Germán sobre los desatinos Producto Del Encierro:
¿Cuándo es la siesta en este tiempo descronologizado?
Cenayuno: un estado de vacilación exasperante y confusión nutritiva.
Si seguimos así le vamos a tener que agregar días a la cuarenta. O días al mes. O páginas al Diario.

Y como dijo un amigo: que el hundimiento del Titanic nos sorprenda bailando.

Si esto fuera Cuba, y estuviéramos en los albores de la década del ’90 y la forma del mundo que creíamos invulnerable se estuviera cayendo a pedazos, diríamos que pasamos por un Período Especial. Pero no: el abanico se abrió y ya vamos por la tercera década del Siglo XXI. ¿Viste, Mirta? No todo era culpa del comunismo.

-Vera, ¿jugamos a lo dados, hoy?
-No, hoy no tengo tiempo.


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