martes, 14 de abril de 2020

Diario de cuarentena (día 22 a 24)



DÍA VEINTIDÓS

Lectura de cuentos de Piglia y Sasturain para el Taller. Juegos con los niños, que pasan de la más absoluta felicidad al más difuso de los conflictos. En el patio pongo reggae y bailo: “¿cómo podés bailar en este momento?”, me pregunta Valeria. El reggae regocija el espíritu y eso se traslada al cuerpo, le digo, nada más.

Es que no necesitamos líquido para naufragar.

En Netflix: “El otro hermano”, versión de la novela Bajo este sol tremendo, de Busqued. Tan oscura como el libro.

La imposibilidad del Diario de abarcar la realidad cotidiana.

Al anochecer, sigue el bailongo: El General, Antonio Ríos, Ráfaga, Los Charros, Los Palmeras, Gilda. ¡A todo sabor!

Muy buenos los Podcast de Tomás Pérez Vizzón sobre el Covid19. Elijo este de loa cambios en la naturaleza frente a la pandemia. Es que no venimos de otro lugar sino de ese: la naturaleza.

Vera: “Papá, ¿te acordás de los Reyes Magos?”
Papá: “Sí, hija, me acuerdo.”
Qué bueno que no haya emoticones en el Word.

¿Se acuerdan de cuando estaba de moda decir que “los que viven en las grandes ciudades están muy solos aunque estén rodeados de gente”?

El espermatozoide de Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar sí que sabía de los peligros de salir:

DÍA VEINTITRÉS

Cumpleaños de Andrés. No se trabaja en el Diario.

DÍA VEINTICUATRO

Ídolos populares que no podrán salvarnos de la pandemia:
-El Chapulín Colorado
-El guachito Gil y la difunta Correa (por su condición de ruteros y la consecuente prohibición de movilizarnos hasta sus centros de operaciones)
-Ignatius J. Reilly
-El negro del Whatsapp
-Pepe Sánchez (el de la historieta, no el basquetbolista)
-John Lennon (razones obvias)
-Terminator (bah, no sé, según, porque como es metálico capaz que no se agarraría la cosa esta)
(Alguien me propone a Pancho Sierra. No es mala idea.)

-Vera, mañana hay que levantarse más temprano.
-¿Para qué?

Angustia significa angosto, que es como vivimos ahora, de manera angosta.

Nunca fui un dotado de la moda, pero los atuendos que he improvisado estos días son dignos de Dude Lebowski.

Ahora el barbijo. Siento que estoy desafiando los delicados límites de la estética.

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