La K es la undécima letra del alfabeto español, octava de
las consonantes. Género femenino, ka en singular, kas en plural. Representa un
sonido consonante obstruyente, oclusivo, velar y sordo (los modos en que el
aire acciona sobre la pronunciación: ¿alusión directa al título, a lo que sigue?).
En literatura suele relacionársela con Franz Kafka, tanto por ser la inicial de
su apellido como por el recurrente personaje de sus obras, Joseph K. En el
alfabeto manual, se lo asocia -a veces erróneamente- al lenguaje de señas, y su
signo es el de dos dedos en V, el índice y el mayor. Por lo cual se podría
deducir que Kafka era peronista.
A lo que se podría contraponer un texto publicado en el
diario El Litoral bajo el título “Kafka y los gorilas”, firmado con el evidente
seudónimo Remo Erdosain, que sostiene lo contrario:
“Kafka era gorila”, “porque era muy reservado, no le
gustaban los deportes populares, leía libros difíciles, lo que escribía sólo lo
entendía una minoría. Y, el hecho más relevante, la acusación más contundente:
era judío”. “Con todos estos atributos (...) está claro que Kafka era un gorila
de pelo en pecho, un entusiasta aspirante a comando civil”.
Al margen de toda ironía y por fuera de todo acuerdo con esa
hipótesis, si nos atenemos a lo que dice Borges en "Kafka y sus
precursores", que "el hecho es que cada escritor crea sus
precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de
modificar el futuro. En esta correlación nada importa la identidad o la
pluralidad de los hombres", podríamos deducir, entonces, que Kafka no solo
era peronista, sino que lo era antes de que existiera el peronismo.
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