jueves, 24 de enero de 2008

Soriano siempre, a voces


Eso de que a veces hace falta que alguien se muera para hacerlo más grandes de lo que fue en vida, suena tan tirado de los pelos como tantas otras teorías que pululan alrededor. Con el Gordo Soriano no hubo diferencias. Fue un grande en vida y lo seguirá siendo en las páginas publicadas y en las que no. La marca de un tipo que fue de los libros a los diarios y de los diarios a los libros.

Acosado y acusado sectores elitistas y academicistas de la narrativa argentina, los ecos de esa condición de marginal de Soriano salpicaron hasta este año. En enero de 2007, al cumplirse los 20 años de su muerte, Radar publicó un suplemento especial desde donde se le rendía homenaje y memoria. Acusaciones fueron, acusaciones volvieron, Saccomanno y Bayer y otros de un lado y Sarlo y otros del opuesto, prendieron una mecha que se apagó a los dos meses; si es que se apagó.

Ahora, vayamos de los diarios a los libros. Si bien – litigios de por medio – las reediciones de algunas novelas de Soriano llegan poco a las librerías, de a poco nos vamos conformando con poco. Aunque decir “poco” es tan bruto y arbitrario como tantas teorías que revolotean alrededor.

El domingo 27 de mayo de 2007, Página 12 editó el libro “Llamada internacional”, una recopilación de las contratapas (de las últimas páginas) de Página 12, publicadas por el Gordo entre junio del ’91 y julio del 96. ¿De qué hablan? De qué van a hablar. De política. Chorrean menemismo, esas páginas. Del peor. Si es que hubo algo de eso que no fuera peor. Y están escritas (valer resaltarlo, una vez más) por el Mejor Dialoguista de la Literatura Argentina. Sólo en formato diálogo; tan preciso y punzante y estertóreo que hay que tener memoria de riel para memorizar la tira de ironías. Como comenta Juan Forn en el Prólogo – “Llorar de risa” – lo “del interlocutor extranjero le gusta, y el de ponerlo a dialogar con él le resulta tan efectivo que empieza a no hacerle falta introducción”.

“Llamada internacional” es un libro que hace falta leer (leernos) para comprender (nos) en tanto parte de nuestra historia como argentinos en los últimos 15 años. ¿Suena a mucho? Como dice Juan Forn en el Prólogo: “Compruébenlo, si no”.

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