martes, 1 de abril de 2008

La Doblada (versión 01)


FUNKY DOWN: LA BANDA DOBLADA

A la izquierda, adelante, la trompeta y el saxo; detrás, la guitarra. Al fondo, en el medio, la batería. A la derecha, el bajo, solo (antes a sus espaldas había un percusionista, y a veces a su derecha hay un lap-steel). Y en el centro de la tarima, un teclado con un micrófono, ocupado por el vocalista, tecladista y compositor.
Así se ve La Doblada arriba de un escenario. Claro que eso es sólo la imagen.
Hay bandas que son de garage, como la de Spinetta y sus Socios del Desierto – de la cual algún crítico dijo: “Es como que te inviten a comer ocho platos de ñoquis y no te den un vaso de agua” – y hay otras que son de subsuelo, que suenan debajo de todo, de manera que si pasás por la puerta del lugar y las oís, bueno, te dan ganas de ver qué pasa ahí en las profundidades.
O podría ser una de esas bandas que te hace decir “carajo, si tuviera guita haría que esos tipos toquen en vivo, a los pies de mi cama, la canción de las buenas noches”. Y muchos vasos – y no de agua –, y algo para picar.
Lo cierto es que estos siete tipos acaban de sacar su tercer disco, 3 (1), nada de andar rebuscándoselas para el nombre.
El primer hijo de la bestia nació en 1996, con producción independiente, como cualquier hijo de vecino, y bajo el mote de Elogio al mal paso – toda una alegoría, un simbolismo, sí señor –, con estética, música y tapa en blanco y negro. Luego (como Víctor Sueiro) volvió a nacer bajo la distribución de DBN, con quien la banda se quedaría, hasta ahora.
El segundo vástago fue Herpes. Quizás no tan furioso, más melódico, armadito, como traído para el lado del jazz.
- Hay una cosa de ruta en las dos tapas – dice Ricardo Lestanguet, saxo –. Una es una ruta deshabitada, camino a Córdoba, con una flecha dada vuelta – la de Elogio... –. Y la otra es una ruta con un paisano capanga – la de Herpes, un personaje que quiso ser mexicano y acabó siendo una reminiscencia del Gaucho ginebrero del primer disco, el mismo que Skay Beillinson votó como mejor canción del año ‘96 en la encuesta del Suplemento Sí de Clarín.

Sujetos, certezas y videos

Javier “Lecu” Lecumberri, voz y teclados; Ricardo Zuvilia, guitarra; Ricardo “Ricky Cricy Rickry” Lestanguet, trompeta y coros; Fernando Colombo, saxo; Luis Pesciallo, bajo; Hernán X, batería, más la ocasional presencia de Pablo Hadida en lap-stell - ese instrumento tan gilmouriano. Aunque, la banda fue moviéndose: sexteto en el primer disco, con un percusionista llamado Federico “Catupeco”" D' Angelo y otro bajista, llamado también Federico, pero apellidado Morán; octeto en Herpes, los de ahora más la percusión, previo paso como bajista de Hadida, (de quien se puede recomendar su acústico primer disco solista, más norteamericano que Jerry Lee Lewis).
Armada bajo la estructura rítmica y armoniosa de un cadente espacio donde desplazarse, el movimiento tampoco se halla ausente. Ese subsuelo que podría llamarse La Doblada tiene dos techos: el funk, el más seco, el de Elogio..., y el más refinado, el de 3. Y siempre el dark, presente con aviso, escondido perpetuamente y cambiándose de escondite.
Y he aquí una dificultad: ¿Qué tan acostumbrados estamos a definir las cosas por su parecido, que, cuando aparece algo de lo que no podemos obtener referentes, nos ciega la boca? Pues bien, es difícil encontrar rasgos de otras bandas en La Doblada, que no sean escasos aires vagabundos del desaparecido Morphine o de Rey Patricio o de Madness o de qué más. Si hasta a veces puede sonar parecido a Las Pelotas...
Los vientos, irremediablemente, otorgan condiciones atmosféricas; es una banda que tranquilamente podría escuchar James Bond o sonar en una peli de Tarantino.
Son cuatro los videos que la banda ha filmado: Nada, el primer corte del primer disco, y Vamos a bailar un poco, fueron dirigidos por Adrián Caetano (director de Pizza, birra, faso) en blanco y negro. De Herpes se filmó Laberinto y No me hablen de España, con tomas hechas en el Uruguay – con actores de la Escuela de Teatro Sebastián del Carmen de Colonia – y en el Imaginario Cultural (2), bodegón propiedad de Lecu y Matías Godio, una mezcla de productor-gurú y estratega social de la banda (3).
- La creencia es que todos los españoles que vinieron a la Argentina, vinieron a hacer la América – dice Lecu, propietario de una inconfundible voz podri a la hora de cantar, a la hora de hablar respecto a No me hablen... -. Bueno, no es el caso de mis abuelos, y de muchos otros, que vinieron huyendo de Franco.

(1) Los invitados a ese ágape fueron el Gonzo en saxo, Celsa Mel Gowland en coros y Guillermo Piccolini (Pachuco Cadáver) en piano, sintetizador y producción artística.
(2) En aquella época, el Imaginario estaba en Armenia y Honduras. Hoy, en Bulnes y Guardia Vieja.
(3) Alguna vez, Lecu, Skay Beillinson, Willy Croock y Manuel Moretti pensaron en armar una banda (teclas y voces; guitarra; vientos y voces, y otra guitarra y voces). Hubiese sido una Big Bang Band. Otro proyecto de Lecu, años después, se llamó HLX, junto al batero y el lap steel de La Doblada. Tiene grabado un disco completo que nunca se editó.


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